Prestigio dañado

La Voz DE SOL A SOL

OPINIÓN

23 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los efectos perversos de la corrupción es colateral. Perjudica a personas que solo pasaban por allí. Una relación inocente con los culpables puede levantar sospechas en la suspicaz ciudadanía. Y aunque a los perjudicados les queda la garantía de que solo un tribunal puede condenar -y los jueces no condenan a inocentes-, su prestigio y su honor quedan dañados. El castigo debe recaer sobre los verdaderos culpables.