Kobane y la derrota yihadista

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

23 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Saltó a las portadas de las noticias el 16 de septiembre pasado cuando el Estado Islámico inició su sitio. Habitada por 45.000 personas, la mayoría de origen kurdo, dedicadas a actividades agrícolas, casi nadie conocía su existencia hasta ese momento. Ayn al Arab -El ojo de los árabes- o Kobane, como se denomina en kurdo, es un enclave en territorio sirio fronterizo con Turquía. Para los kurdos, es parte de Rojava o Kurdistán del norte. Fundada en 1892, cobró relevancia con la construcción de una estación de ferrocarril que la aupó a la categoría de ciudad en 1911. Tras la Primera Guerra Mundial, su territorio fue dividido entre Turquía y Siria. Su corta historia está marcada por acontecimientos trágicos, como la deportación y muerte masiva de armenios en 1915.

Pero, lo que hace de Kobane un lugar tan especial son varias cuestiones. La primera es que, con el vacío de poder ocasionado por la guerra civil, en Afrin, Jazira y Kobane, se estableció un sistema de Gobierno local democrático, una grave amenaza para Turquía, que siempre ha defendido que los kurdos son terroristas y teme que esta experiencia se contagie a su territorio. En segundo lugar, contra todo pronóstico y frente a la facilidad con la que el EI ha conquistado el norte de Irak y gran parte de Siria, este enclave ha planteado una defensa numantina. Con pocas armas, hombres y mujeres de todas las edades han logrado frenar y con la ayuda de los bombardeos incluso están expulsando a los yihadistas. En tercer lugar, su victoria supondría un revés terrible para el EI, que se demostraría vulnerable y, por lo tanto, vencible pero, además, sentaría un precedente sobre las opciones a una autonomía kurda que ni Turquía ni Siria, ni para el caso los yihadistas, quieren siquiera imaginar.