Un decreto de 1971 autorizaba la instalación -no imponiendo su uso- de cinturones de seguridad en un tipo de automóviles y otro de 1974 imponía su utilización. Tras sucesivas modificaciones legales, iría ampliándose la obligatoriedad, de modo que el reconocimiento de este eficacísimo medio de seguridad pasiva cuenta con la venerable antigüedad de casi medio siglo.
El Ministerio del Interior señalaba que más del 25 % de los fallecidos en accidentes de tráfico en España no llevaban puesto el cinturón. ¿Cabe deducir que las dejaciones sean consecuencia de que tantos usuarios se sienten impunes ante estos hechos? Claro que los medios básicos para la vigilancia del tráfico son tecnológicos -radares- y gran parte de los accidentes mortales ocurren en carreteras secundarias. Una cosa es vigilar las carreteras con radares y otra distinta es vigilar en las carreteras, como antaño.