Dos pesos pesados del PP pidieron ayer directamente que el partido aparte de forma inmediata a Rodrigo Rato. La presidenta de los populares vascos, Arantza Quiroga, hizo su propuesta en Santiago, donde participó en un coloquio en el que fue presentada por Núñez Feijoo.
En Madrid, a su llegada a la reunión del comité ejecutivo del partido, Alberto Fabra -el sucesor de Camps al frente de la comunidad y del PP valenciano- afirmó al hacer similar pronunciamiento que «hay que ser muy contundente», porque «no caben esas conductas en estos momentos ante los ciudadanos».
¿Nervios ante la proximidad de las elecciones? ¿Hartazgo ante la oleada de casos de corrupción y la lentitud de reflejos en la respuesta?
Rajoy va a tener que hacer algo más que dejar de nombrar a Rodrigo Rato -«yo no debo prejuzgar nada en este momento sobre esa persona de la que usted me habla», contestó a una pregunta sobre el ex vicepresidente del Gobierno-, como ya había hecho con Bárcenas.
No le van a dejar esperar a ver si el tiempo lo resuelve. La caída del PP en las encuestas indica que ni vale escudarse en el respeto a las investigaciones judiciales para retrasar la limpieza interna con lejía, ni sirve alegar que sería como eliminar el chocolate del loro en cada una de las demandas de supresión de prebendas, retiros dorados en consejos asesores o puertas giratorias varias. El pobre loro debe de tener ya una indigestión de campeonato con tanto chocolate.
Cuando líderes destacados hablan con tanta claridad es que le ven las orejas al lobo muy de cerca. Y no creen que la solución sea hacerse la estatua a ver si la fiera pasa de largo.