Brotes rojiblancos

Murillo EN ROJIBLANCO

CDLUGO

01 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde imputarle al mensajero deseos inconfesables, pasando por una preocupación lógica en una situación dudosa ante el nada deseable peligro de caer en puestos de descenso por primera vez en la militancia en la Liga Adelante, hasta poner en solfa la capacidad del equipo para perforar las redes contrarias, lo cierto es que la brillante victoria del Lugo sobre Osasuna ha tenido unos efectos balsámicos notables. Pero ésta es la ley del fútbol, que es lo mismo que decir la ley de los resultados, que son los que marcan estados de ánimos y ejercen efectos terapéuticos inmediatos. Y contrapuestos, según el signo de los mismos.

Pero seamos realistas: ni el Lugo estaba exento de marcar goles sin recibirlos, ni todo lo contrario. Porque, además, cada partido es una historia diferente a la anterior y cada teoría puede recibir un mentís particular, según el rival de enfrente. Osasuna recibió ocho goles en dos partidos y eso es causal, nunca casual. El Lugo menos goleador le endosó cuatro a los de Urban, y a la vulnerabilidad defensiva navarra habrá que pasarle la factura. Pero tampoco se libra la zaga lucense ante un ataque demoledor presidido por el eterno Nino, y secundado por otro grupo de delanteros de postín. Causa y efecto se conjugan.

Pero esto ya es historia. Sin embargo, no quiero imitar al gobierno, pero voy a secuestrarle unas palabras mágicas de su propio cuño. Y en este Lugo sí se divisan verdaderos brotes verdes de futuro y hasta presente inmediatos. Me explico: el equipo mostró una casta inédita para las remontadas. Tuvo, además, una base para ello: la calidad y el carácter suficientes. Ante una ausencia como la de Pita, su sustituto, Álvaro Peña, actuó casi sin tener que echar al coruñés de menos. Además, cuando fue necesario, David López tomó el relevo y mostró sus galones con el balón y su polivalencia al servicio de la causa. Pensando en que Pelayo no estaba, ni lo estaban Jonathan Valle ni Aganzo, a uno se le afilaban más los dientes. O esa ilusión me quedó a la espera de confirmación futura. Atrás, otro tanto de lo mismo, con el acertado debut de Dalmau y el asentamiento de un central con mando en su plaza como Borja.

En suma, hay mucho más fondo de armario que nunca. Al Lugo, ahora, le queda otra asignatura pendiente: reencontrarse a sí mismo lejos de su feudo. Hay motivos para la exigencia. Y el Miniestadi es plaza proclive ante un rival con una delantera demoledora e inconsistente atrás, que juega y deja jugar. Hay brotes verdes, a la espera de su confirmación definitiva que ha de producirse a lo largo de las 36 jornadas restantes.