Artur Mas se encomienda a la inercia

OPINIÓN

27 sep 2014 . Actualizado a las 04:00 h.

A Artur Mas le hace falta un conflicto abrupto e incontrolable que le permita una de dos: salir victorioso de su desafío al Estado, o convertirse en uno más entre los innumerables mártires que jalonan la historia mítica de Cataluña. Por eso convoca hoy la consulta del 9-N. Porque sabe que ese gesto produce un acelerón de la demanda social de independencia, y porque piensa que su «astucia» le plantea a Rajoy este maldito dilema: «Si te defiendes, con la ley en la mano, compactas a los nacionalistas y asumes todos los riesgos de una reacción social imprevisible; y si te muestras dubitativo -por ignorancia o cobardía- me puede sonar la flauta y ganarme una estatua en la Diagonal, en el punto donde convergía la V del ?dret a decidir?».

Mas firma la ley y el decreto a sabiendas de su inconstitucionalidad. En consecuencia, teniendo en cuenta que es la máxima autoridad del Estado en Cataluña, es plenamente consciente de que está cometiendo un delito de sedición que tiene por objeto paralizar por vía de hecho la acción del Estado. Por eso conviene que sepamos que, lejos de la amabilidad aparente del lenguaje y de los raciocinios simplistas del «dret a decidir», lo que persigue Artur Mas es un enorme desorden legal y político que sea capaz de enfrentar al Estado con la sociedad de Cataluña, y que a él le permita marcharse, como un bendito, después de meter su foto en la historia de la nueva Cataluña.

Y lo está consiguiendo. Porque todo el aparato del Estado se dispone a combatir un delito sin delincuente, que, al carecer de esa imputación esencial, se convierte en una confrontación política -llovida del cielo y llena de patriotismos- entre una entidad jurídica llamada España y otra entidad histórica llamada Cataluña. Y eso es como haber ganado la primera batalla. Para que así no fuese era imprescindible que, en vez de proceder Madrid contra Cataluña, procediese la fiscalía contra Artur Mas, y que, en vez de haber esperado a que el delito de sedición adoptase la forma de un debate bizantino, se hubiesen exigido al presidente de la Generalitat las responsabilidades propias de esta transgresión preñada de estrategias políticas y de aviesas intenciones sociales.

Si la alcaldesa de Forcatea hubiese reclamado la competencia urbanística sobre la parroquia de Parada, perteneciente a Cerdedo, ya estaría inhabilitada. Pero Mas va a declarar la independencia, constituir un Estado, abrir embajada en China, sumarse a la cruzada de Obama contra los yihadistas y pedir el ingreso de Cataluña en la UE sin haber cometido ningún delito. Porque la política es como la economía: si engañas por cien euros eres un estafador, pero si lo haces por cien millones eres un financiero atípico. Aunque el pagano sea siempre el mismo: un ciudadano que nació en Forcarei u otro que vive en un arrabal de Vic.