Besteiro suelta lastre en el PSdeG. A la renuncia del alcalde de Ourense, crónica de un tortazo anunciado para mayo, se suma ahora la dimisión en diferido, que diría De Cospedal, de Caamaño, el líder que nunca lo fue. El exministro se puso al mando del PSOE de la provincia de A Coruña y nunca llegó a levantar cabeza tras comportarse como un elefante en una cacharrería. Caamaño se va antes de que lo echen porque el PSOE sigue siendo un globo pinchado y no hay Sálvames que amortigüen su caída. Necesita otros remedios. No podía Besteiro, pues, andarse con remilgos, sobre todo si tiene lastres (Lugo) de los que no quiere o no puede desprenderse, le cueste lo que le cueste (y le costará), y otros a los que misteriosamente (y he aquí una debilidad que le saldrá bastante cara) se niega a hincarles el diente, caso de Vigo, por mucho que Caballero, por lo visto estos días en los juzgados y en la izquierda de esta ciudad, esté cayendo por su propio peso y soberbia.