De vacaciones en Ucrania

OPINIÓN

03 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Celebran los entierros de forma muy discreta, casi en secreto. Pese a los honores que les corresponden, la consigna oficial es mantenerlos en la estricta privacidad de la familia. Ningún pariente se atreve a protestar. Es la suerte de los militares que, «en sus vacaciones» cruzan la frontera y luchan al lado de los rebeldes separatistas. Moscú niega cualquier responsabilidad sobre el tiempo de ocio de sus soldados y niega que los apresados hace unos días siguieran órdenes. Tampoco los hombres que vestían uniforme militar sin insignias y conducían vehículos sin matrícula, y que colaboraron en la toma de Crimea, dependían del Kremlin. Todas estas personas aparecieron de manera espontánea en Ucrania.

El discurso de la embajadora de Estados Unidos ante la ONU Samantha Power, fue demoledor. Sus acusaciones, junto con las del embajador de Ucrania, no dejan lugar a dudas sobre la injerencia rusa y que la ayuda prestada en los últimos días ha sido crucial para revertir el avance de las tropas ucranianas hacia los bastiones separatistas. Son solo discursos pues el derecho a veto de Rusia en el Consejo de Seguridad le inmuniza contra cualquier castigo. La opción sería acudir a la Asamblea General, un mastodonte que solo actuaría tras una dura y larga campaña entre bastidores. Mientras, la amenaza del invierno y el corte del suministro del gas se ciernen sobre media Europa, Merkel intenta presionar a Putin con sanciones económicas que solo perjudican a nuestros agricultores. Y cierto aire de dèjá vu nos invade al comparar esta crispación con la de hace cien años, pero los soldados rusos solo están de vacaciones.