No había contrato ni servicios al Partido Popular debidamente documentados y, por lo tanto, no hubo despido. Dolores de Cospedal estima que la justicia les ha dado la razón al desestimar la demanda de Luis Bárcenas y se siente reafirmada en sus decisiones. «Cuando ha habido que actuar algunos hemos hecho lo que teníamos que hacer», afirmó ayer.
Pero ahí se queda. Explicaciones, ni en diferido, como la indemnización en forma de simulación que asegura se le concedió al ex tesorero.
Debe de ser que lo más normal al poner en la calle a alguien que tuvo una responsabilidad tan alta como la de llevar las cuentas es limitarse a retirarle los poderes, pero que el cesante siga disponiendo durante más de dos años de despacho, secretaria, Audi con chófer, cuenta de correo electrónico del partido y servicio informático hasta en su casa. Además, claro, de la famosa indemnización en diferido y del alta en la Seguridad Social.
Todo ello sin prestación de servicios al PP, por lo que el juez de lo social al que llegó la demanda por despido concluye en su sentencia que el extesorero utilizó todos esos servicios exclusivamente en provecho propio, porque ni hay relación laboral ni despido documentado.
Y no se documentó porque, según el PP, se trataba de un «pacto de caballeros» adoptado en las más altas instancias del partido.
Tan altas que no procedía que declarasen como testigos en el juicio por despido para avalar las tesis de la empresa.
Tan altas que no procede que den explicaciones ni en diferido. Aun a riesgo de que crezca el número de los que creen que esconden algo muy turbio.