Presente y futuro de la ingeniería civil gallega

Ignasi Colominas y Juan Sanmartín FIRMA INVITADA

OPINIÓN

13 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La ingeniería civil gallega vive una etapa de esplendor. A ello contribuyen los ingenieros que, trabajando en todo el mundo, se han formado en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidade da Coruña, con el apoyo fundamental de las empresas que integran la Fundación de la Ingeniería Civil de Galicia. El difícil momento actual y el futuro merecen, no obstante, una reflexión.

Entre el momento en que nos sobresalta el despertador y el inicio de nuestra actividad diaria, la ingeniería civil desempeña un imprescindible e invisible papel. Encender la luz demanda un complejo sistema de producción y distribución eléctrica, ir al servicio requiere una red adecuada de saneamiento y depuración, beber agua exige una suficiente infraestructura hidráulica, nuestro transporte depende de la existencia de infraestructuras viarias y ferroviarias, y desarrollar nuestra actividad precisa distribuir las mercancías que llegan a los puertos y aeropuertos. Cada paso dado se apoya en el trabajo de muchos profesionales y, en particular, de los ingenieros de Caminos, canales y puertos e ingenieros de Obras Públicas, y bien puede asegurarse que el progreso, en cualquier lugar del mundo, hoy solo se concibe apostando por la ingeniería.

Los tiempos cambian. Cada avance científico o tecnológico acelera la llegada del siguiente, y es imposible describir qué escenario viviremos dentro de tan solo 20 años. Pero la ingeniería del futuro, la que desarrollará el ingeniero que hoy se forma, tendrá un papel preponderante porque los desafíos por afrontar ya se conocen. Crecerá la población mundial, aglomerada en conurbaciones que precisarán nuevas infraestructuras y medios de transporte, y hará falta ingeniería para construirlas y mantenerlas. Millones de personas tendrán mayor necesidad de agua potable y energía, y exigirá ingeniería su gestión y distribución. Se deberán combatir los efectos del cambio climático y reducir y reciclar residuos de todo tipo, y será necesaria la ingeniería como cimiento medioambiental. Se deberá, en suma, reducir la brecha entre las sociedades ricas y pobres, potenciándose la ingeniería civil sostenible como motor de la igualdad.

El trabajo concreto que los futuros ingenieros de Caminos, canales y puertos e ingenieros de Obras Públicas van a desempeñar dentro de 20 años no se conoce aún. Y por ello, es necesario que los estudiantes de hoy se formen con perspectiva en conocimientos, destrezas y actitudes: adquiriendo una potente base de los conceptos fundamentales de las matemáticas, física, química, biología, mecánica y materiales indispensables en el diseño de estructuras, instalaciones y sistemas, bajo los parámetros de la sostenibilidad; aprendiendo a gestionar el riesgo y la incertidumbre desde la empresa y las Administraciones con eficiencia, ética y conciencia social; dominando las nuevas tecnologías, y colaborando con equipos de otras culturas y profesiones.

Como las páginas de este periódico a menudo reflejan, los ingenieros gallegos participan de forma relevante en proyectos singulares, en obras emblemáticas, en las mejores empresas y universidades, y en campos tan dispares como la ingeniería civil, la aeronáutica, la bioingeniería o la gestión desde la Administración.

Las oportunidades y los retos actuales y futuros nos obligan a mejorar cada día, asumiendo con nuestro trabajo la responsabilidad de que Galicia contribuya, con más peso aún, a la ingeniería del futuro.

Ignasi Colominas es director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de A Coruña.

Juan Sanmartín es presidente de la Fundación de la Ingeniería Civil de Galicia.