El profesor Ramón Martín Mateo, padre del Derecho ambiental español

Francisco Javier Sanz Larruga OBITUARIO

OPINIÓN

28 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En la familia iusambientalista estamos de luto. El pasado 22 de mayo fallecía en Alicante, a los ochenta y seis años, Ramón Martín Mateo, catedrático de Derecho administrativo, pero sobre todo, para nosotros -y para muchos- el «padre del Derecho ambiental español» y el maestro indiscutible de quienes nos venimos dedicando a esta disciplina jurídica.

Vallisoletano, nacido en el pueblo Villabrámiga (en Tierra de Campos), tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Valladolid, desarrolló su primera actividad profesional en la Administración local y la Administración colonial española en Santa Isabel (Guinea). Efectuado su doctorado en Alemania (Múnich), se dedicó de lleno a su docencia e investigación universitarias, primero en Madrid, luego en Bilbao y más tarde -hasta su jubilación- en Alicante. Supo conjugar su desbordante labor de investigación con su generosa tarea de gestión pública como rector, en los comienzos de las universidades del País Vasco y de Alicante.

El profesor Ramón Martín Mateo ha sido un pionero en varios de los sectores que integran la materia del Derecho administrativo, pero de forma singular cabe destacar su dedicación al Derecho ambiental. A él debemos el primer estudio universitario -editado en 1977- sobre la protección jurídica del medio ambiente en España y, a partir de este trabajo, publicó muchos otros relativos a esta materia que lo elevaron como maestro indiscutible del Derecho ambiental. Su magisterio trasciende las fronteras de España y son muy numerosos los investigadores que venidos de fuera de España, en particular de toda Iberoamérica, quisieron formarse con él en la Universidad de Alicante.

Personalmente, tuve la suerte de conocerle a comienzos de los años noventa con motivo de la participación en un seminario organizado por él. Desde mi primer contacto me percaté enseguida de su excepcional y atractiva personalidad y de su generosa disponibilidad y apertura a los que nos consideramos sus discípulos.

Su imperecedera obra científica y su incansable magisterio desarrollado en infinidad de foros e instituciones, en España y a lo largo del mundo, le han valido un gran número de reconocimientos honoríficos, desde doctorados honoris causa hasta valiosos premios (como el Nacional de Medio Ambiente o el Rey Jaime I). Pero, a mi juicio, la más preciada herencia que nos ha dejado es su contagioso entusiasmo en la lucha por la protección jurídica del medio ambiente, la frescura y fina ironía de sus escritos, de quien le gustaba autodefinirse «ingeniero social bienhumorado».

Mucho le debemos a este jurista y maestro excepcional, cuyo magisterio perdurará en nuestros corazones y en los de las futuras generaciones de iusambientalistas que sigan portando la antorcha de la justicia ambiental que él enarboló, por primera vez en España, con extraordinario vigor y maestría.

Francisco Javier Sanz Larruga es Catedrático de Derecho administrativo de la Universidade da Coruña.