Más gallego/s

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

17 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las lenguas viven en los hablantes y tienen el vigor que los hablantes tengan. Sin hablantes, las lenguas se dislocan y disuelven, desaparecen convertidas en lenguas muertas, petrificadas, que resultan muy aptas para lo que ahora llaman branding, es decir, para la difícil tarea de componer nombres de marca no registrados, de modo que proliferan empresas y productos con falsos nombres latinos o griegos que parecen sacados de Astérix. Algunas lenguas muertas también se prestan de maravilla al uso litúrgico, tan importante para la unidad de las creencias.

En el año 2000 me invitaron a intervenir en un encuentro sobre diversidad cultural y comunicación. Acababa de regresar a Galicia después de mucho tiempo fuera. Dije de pasada que la pervivencia cultural y lingüística dependía de la potencia de cada cultura y no solo en términos de historia y músculo intelectual, sino también de fuerza demográfica y económica. Hubo quien encontró sacrílega semejante obviedad, pero la primera condición para que el gallego crezca es, muy evidentemente, que crezca el número de gallegos. Entonces, hace solo catorce años, no éramos tan conscientes de lo que ahora llamamos el problema demográfico. Y había elementos culturales -una paradójica superpoblación de malthusianos- que machacaban a quien osara mentar el asunto, pese a que ya en 1987 el Gobierno catalán festejaba con una campaña institucional haber alcanzado los seis millones de habitantes. Pujol sabía que aquello era bueno para el catalán y bueno para el número de escaños que Cataluña aporta al Congreso. El presidente de la Real Academia Galega dice que hay que mocear en galego. Bien. Quizá en las ciudades ya se haga más que nunca. El problema es que van quedando menos mozos.