Un país de aurora boreal

OPINIÓN

29 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La frase era muy de Emilio Romero, que emulando a Quevedo solía usar agrias y ocurrentes fórmulas literarias para señalar a personajes. Así, cuando se refería a su paisano Adolfo Suárez decía: «Rey del abrazo y emperador del teléfono».

Sin embargo debo reconocer, como médico, que hay personas y situaciones que asemejan la extraña percepción del mundo que se produce durante la aurora boreal. Quizá sea el efecto que causa en algunas mentes la magia entre castillos con mouras, la falta de una buena alimentación, que ya Marañón puso sobre aviso en el caso de los místicos a los que señaló como iluminados, o simplemente la mala educación recibida en la infancia, al no disfrutar de maestros como los que tuvimos algunos: don Francisco Rivera Casás o don Celso Currás. El día que coincida en las playas de Barreiros con mi amigo de Trabada, magnífico consejero de Educación y compañero de tertulias en Radio Voz, le tendré que preguntar su diagnóstico sobre: tertulia, epístola y contracultura audiovisual.

Es complicado ser médico, no solo para estar al día de la revolución tecnológica que permite disfrutar de herramientas que han cambiado el espacio del diagnóstico y el tratamiento, y ello en medio de una crisis donde la austeridad se practica en la sanidad pública y en la educación, mientras se siguen haciendo obras con dinero público para dar el abrazo a las grandes compañías del cemento, acero y aluminio.

Pero nunca tanto como vivir entre alienados por la aurora boreal, donde los educadores deben hacer frente con la palabra y las dotes de convicción para no ser adicto al WhatsApp, que terminó con la escritura de aquellas hermosas y documentadas cartas, que seguimos buscando como instrumentos de investigación cultural. O el modelo de tertulia -como añoro el café Gijón de mi etapa universitaria- donde el modelo de una televisión privada logra éxitos de audiencia con zafiedades y agresiones al entrevistado, al que ni se le deja contestar a las preguntas inquisitoriales.

Por fin dos hechos patognomónicos de enfermedad social. El libro de Belén Esteban se ha vendido más que el Quijote en poco tiempo y ha sido uno de los acontecimientos en el pasado día internacional del libro. Para paliar el desaguisado de la invasión, por tierra, de la playa de As Catedrais (Augas Santas) se cobrará el uso del WC, con lo que las excretas serán perfume natural.