El futuro no importa

OPINIÓN

22 abr 2014 . Actualizado a las 16:06 h.

Con su marcha no solo perdemos fuerza de trabajo y capacidad de innovación en este país tan dado a no cambiar, «porque siempre se hizo así». Perdemos también una parte vital de nuestra escasa capacidad reproductora. Y así nuestras escalofriantes tasas de natalidad seguirán apuntando hacia abajo. Es decir, hacia la nada.

Por el otro extremo, continuamos cargando sobre los hombros del Estado, por la vía de la prejubilación, a trabajadores que aún están en condiciones de seguir aportando cuotas con las que pagar las pensiones en lugar de convertirse en anticipados receptores de ellas. Y obligamos a convertirse también en pensionistas a médicos punteros y a otros ilustres y capaces trabajadores públicos que querrían continuar aportando su magisterio.

Absurdo. Cargamos el peso de las aportaciones a la bolsa común en un segmento cada vez más reducido de la población, perdemos fuerza de trabajo, experiencia y conocimiento, y nos quedamos sin miles de jóvenes cuando deberían empezar a rentabilizar el dinero de todos invertido en su educación.

O nos importa un bledo el futuro o nos hemos vuelto rematadamente locos.

Volvemos a ser emigrantes. Miles de jóvenes estupendamente preparados se van por el mundo a buscarse la vida, aburridos de buscarla aquí sin éxito y algunos bastante cabreados -en el improbable caso de que no tengan un ejemplo cercano, vuelvan a ojear La Voz del pasado domingo- por lo poco que parecen haberles importado sus condiciones a los que les proporcionaron empleos efímeros y mal pagados.