16 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.
España es un territorio grande, y su economía, bastante diversa. Tanto, que conviene no generalizar. Por ejemplo, en la vivienda. Ni la fiesta del crédito y del ladrillo fue igual en Levante que en Galicia, ni su resaca es comparable. Así que cuando los notarios hablan, seguro con buena intención (el discurso optimista, ya saben) del «fin de la espiral depresiva» en el precio de la vivienda, conviene ponerles matices. En A Mariña, por ejemplo. Allí, en territorio de ensueño que algunos vieron propicio para trasladar el modelo de Benidorm (Barreiros), se pagaron casi 150.000 euros por un apartamento. Por ese mismo piso ahora se pide un 70 % menos. La espiral sigue. Y el problema no es el precio: es, sigue siendo, poder pagar. No se engañen.