El cigarrillo, mejor sin filtro

OPINIÓN

16 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ningún estudio científico ha demostrado que el filtro de los cigarrillos impide o disminuye los efectos de cualquiera de los componentes del tabaco que afectan a la salud de quien fuma. Entonces, ¿por qué ha generalizado su uso la industria tabaquera? La única explicación es la estética, el tacto del cigarrillo en la boca y los intereses económicos de los fabricantes.

Cualquiera que camine con los ojos abiertos verá que la mayor consecuencia de los filtros de los cigarrillos es la alfombra de colillas que crean en las calles, en el campo, en las aguas, en el paisaje. Una verdadera plaga porque el filtro permanece meses y meses en nuestro entorno. Si los cigarrillos no llevasen filtro, la colilla, compuesta entonces únicamente de tabaco y papel, desaparecería casi en el acto en cuanto se pisase o mojase.

Como la Unión Europea no prohíbe la venta de cigarrillos porque las haciendas públicas de sus Estados miembros obtienen una parte no pequeña de sus ingresos en la fiscalidad sobre el tabaco, el alcohol y los carburantes, se ha limitado a obligar a las marcas a incluir en los paquetes frases e imágenes aterradoras sobre los efectos del tabaco en el fumador, con la esperanza de disuadir a los más jóvenes.

Y como hasta ahora estos mensajes han tenido escaso resultado, el Parlamento Europeo acaba de dar otra vuelta de tuerca, aprobando nuevas obligaciones para los fabricantes, que incluyen imágenes impactantes y mensajes de advertencia en el 65 % de la superficie de la cajetilla. Las frases son elocuentes y quizás igual de inútiles para nuestra doble moral: «fumar puede matar», «el tabaco te domina, déjalo», «fumar puede causar la amputación de piernas» y otras similares.

Lo que sí podría hacer la UE y no ha hecho es prohibir la venta de cigarrillos con filtro porque las consecuencias inmediatas serían la bajada del precio del producto y la desaparición de las colillas del medio ambiente. Y el que quiera filtro que use boquilla, como antaño. Aunque quizás hay un inconveniente: ¿cómo encontrar al sospechoso de un delito si Holmes, Poirot o Carvalho no tienen una colilla a mano para encontrar huellas?