Paul D. Hewson, el Bono de U2

OPINIÓN

10 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Siempre que puedo escribo mis artículos con fondo de música clásica: Tchaikovsky, Bach, Beethoven, Mozart?, gente así. Pero hoy los he cambiado por Bono, el celebérrimo vocalista de U2, que mientras yo tecleo en el ordenador está cantando The hands that built America, la preciosa canción que Martin Scorsese introdujo en Gangs of New York y que recuerda en tonos casi épicos la mezcla de pueblos que construyeron Norteamérica: «These are the hands that built America / The Irish, the Blacks, the Chinese, the Jews / Korean, Hispanic, Muslim, Indian».

La razón para recordarlo está en las palabras que pronunció en Dublín ante los representantes del Partido Popular Europeo (PPE), de las que espero que tanto Angela Merkel como Mariano Rajoy, los más concernidos, hayan tomado buena nota. Porque de las palabras de Bono pueden sacarse tres lecciones que son especialmente importantes para este momento de la Unión Europea. La primera lección es para todos los ciudadanos de la UE, a los que el ejemplo de Mr. Hewson viene a recordarnos que es necesario mojarse, que los intereses personales no justifican los equilibrios neutrales en los que tanto nos prodigamos, y que cualquiera puede tener, en función de su influencia, una oportunidad para dar ideas, entrar en la agenda y sugerir líneas de actuación solidaria.

La segunda de las lecciones es para Merkel, Rajoy, Juncker, Barnier y demás políticos presentes, a los que Bono les enseñó que la política europea no es internacional, sino interna, y que en la orientación de las políticas de consumo y de las actitudes de los ciudadanos residen fuerzas apenas usadas y ensayadas que pueden contribuir de forma decisiva al equilibrio poscrisis. Lo que Bono vino a decir que si hiciésemos para Europa lo mismo que hacemos para nuestros propios países nos iría mejor a todos y resolveríamos algunos problemas que los consensos formales no aciertan a enfocar.

Y la tercera lección es para los españoles de buena voluntad, para los que usan en vano, diariamente, la idea de la marca España, y para los millones de ibéricos que creen que este país es el culo del mundo y que bastante tenemos con que nos perdonen la vida. Porque las palabras del líder de U2, pidiendo que los europeos viajen aquí, que conozcan nuestra cultura y consuman nuestra música, que escuchen y conozcan el flamenco, y que hagan de todo ello un mecanismo de contribución al equilibrio europeo, no significan ni dicen que nos den una limosna, sino que en ese país llamado Spain hay una admirable riqueza y personalidad que forma parte -enriqueciéndola de forma extraordinaria- de la realidad europea. Yo le quitaría a Cascos la Medalla Castelao, y se la daría a Bono, que es irlandés y siente pasión por las vacas y las cruces de piedra. Y porque nos echó una mano, en tiempos de crisis, por amor al arte.