¿Qué le hacen al río Eume?

Mark Adkinson FIRMA INVITADA

OPINIÓN

12 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La Xunta de Galicia declaró las Fragas do Eume como parque natural en 1997, el bosque atlántico mejor conservado de Galicia. Durante estos últimos años hemos visto cómo este bosque atrae cada vez a más turistas, llegando a las setenta mil visitas anuales. Casi el 60 % de esos visitantes proceden de fuera de Galicia, cerca del 10 % extranjeros, algo impensable entonces.

Sin embargo, pocos de esos turistas conocen los problemas y la realidad del mismo. Son muy pocos los que saben que Endesa mantiene seco desde hace 53 años el Eume a lo largo de 4 kilómetros, con el beneplácito o el silencio del conselleiro de Medio Ambiente, antiguo ingeniero de otra hidroeléctrica y expresidente de Aguas de Galicia, Agustín Hernández, cuyo departamento se niega a facilitar los datos de la concesión y a incoar su caducidad. El asunto está en manos de la Fiscalía. Aguas abajo, el cauce se encuentra troceado por varios azudes sin uso ni concesión, que dificultan el acceso a sus lugares de reproducción a especies como el salmón, la lamprea, el reo y la anguila. Tampoco sabemos nada de la petición para que se eliminen estos obstáculos.

En el 2008 el Eume fue envenenado por las obras de la autovía AG-64, que provocaron un grave episodio de contaminación por metales pesados y la alteración de los niveles de acidez en toda la cuenca, con la consiguiente aniquilación de toda la fauna fluvial debido al tremendo choque ácido. A raíz de esta contaminación y del escándalo social que supuso, la Xunta se vio obligada a instalar un dispositivo químico a lo largo de toda su cuenca para mantener niveles de acidez admisibles, tratamiento contratado a la empresa Sogarisa que nos cuesta alrededor de un millón de euros al año. Misteriosamente, en diciembre del año 2011 el río apareció durante un mes con un color pálido y blanquecino: los análisis realizados volvían a mostrar niveles de metales pesados muy superiores a lo permitido. Ni Aguas de Galicia, ni la consellería, ni el director del parque natural dieron explicaciones de lo ocurrido.

El 31 de marzo del año 2012 un devastador incendio se propagó por la zona alta del cañón, convertida en un eucaliptal, y devoró durante cuatro días gran parte del parque natural. Comienza entonces otro gran desembolso económico para que las cenizas no sean arrastradas al río y el parque se regenere naturalmente. A ello se le suma el trasvase y apropiación del agua del Eume para tapar las vergüenzas de la mina de As Pontes.

Hace un tiempo, unos visitantes ingleses que fueron testigos del pesaje, medida y guiado de varios reos en el centro de precintaje, me preguntaron si se vendía pescado allí. Posteriormente, al ver a los pescadores con peces en sus cestas volvieron a preguntarme cómo era posible que se permitiera matar peces en ese espacio protegido. Es paradójico que, por un lado, se gaste un millón de euros para mantener el agua en buen estado y evitar que mueran los peces, y por otro se permita que los maten los pescadores que acuden al coto. Los ciudadanos comprometidos con este río llevamos años solicitando que en las aguas del parque natural de las Fragas do Eume se proceda a instaurar la pesca sin muerte como señal de respeto y protección al río. La respuesta sigue siendo negativa.

Mientras, don Agustín Hernández habla del plan de recuperación del salmón en la provincia de A Coruña y posa haciendo sueltas de salmoncillos en sus ríos, a la vez que permite que el mejor embajador del turismo de naturaleza de la provincia parezca una lonja de pescado, o que el embalse de A Capela siga desecando el río en su parte alta.

Si quisiéramos resumir la labor de la Consellería de Medio Ambiente en todo este tiempo, solo encontraríamos inoperancia, insensibilidad y falta de respeto a la joya verde de Galicia.

Mark Adkinson es presidente de Ríos con Vida de Galicia.