Sin salida

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

31 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La guerra de Siria se ha convertido en una ratonera donde ni los gatos tienen salida, y eso da mucho miedo: las consecuencias de la desesperación tienden a ser monstruosas. Obama no quiere intervenir porque no tiene nada que ganar ahí, pero se ve obligado: jugó de farol al marcar una línea roja -el uso de armas químicas- que, según todas las apariencias, el régimen sirio ha violado. Si lo pasa por alto ahora, su autoridad internacional se verá mermada, casi arrasada, en especial ante Gobiernos como el de Corea del Norte. Pero si interviene, desatará una espiral descontrolada y en parte predecible: se le echará encima medio mundo -los mismos antiyanquis que claman ahora contra la brutalidad- y sus propios votantes. Dará ventaja en Siria a unos opositores más problemáticos para Estados Unidos que el propio Bachar al Assad, quien además quedaría libre de compromiso para recurrir a salvajadas mayores: al fin y al cabo, niega haber usado armas químicas.

La ONU, como siempre, no ofrece una salida, porque tanto Rusia como China se oponen por norma a cualquier intervención. Y los regímenes amigos de Siria, particularmente Rusia e Irán, tampoco tendrán salida si se produce la intervención: no podrán quedarse quietos.

Así que Obama debería ver la manera de evitar el ataque sin parecer débil. Difícil empeño porque no puede contar con nadie para amañar cualquier simulacro de fuerza. Por eso está dispuesto a intervenir incluso sin el apoyo de sus más fieles aliados internacionales y sin respaldo interno en la opinión pública y en el Congreso. Se avecina el peor de los horrores, el que carece de algún sentido.

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