Uno cree haber visto de todo, y la oposición en el Parlamento gallego le sorprende cada día con algún que otro despropósito. Pachi Vázquez tacha de infame a Feijoo por provocar a Beiras, y Yolanda Díaz lo tilda de macarra. No han superado todavía no haberlo derrotado en las pasadas elecciones autonómicas, a pesar de haberse unido descaradamente para conseguirlo. ¿Es que en términos de comportamiento parlamentario existe en Galicia alguien más infame y más macarra que Vázquez y Beiras, respectivamente? Gran parte de los gallegos, votantes o no del popular, estamos hartos de las salidas de tono del de O Carballiño y de las payasadas del viejo profesor.
Están convirtiendo la sede parlamentaria en un circo, en el cual las fieras cada vez se enfurecen más dado que su principal presa se les escapa continuamente. Eso, y no otra cosa, es lo que saca de sus casillas a nuestra desnortada oposición. El hecho de que entre todos no le lleguen ni a la suela de los zapatos a un hombre que sesión tras sesión se merienda a sus rivales políticos. Sin infamias y sin macarradas. Exclusivamente con dialéctica, y con cantidades ingentes de legitimidad, aquella que las urnas le concedieron. A ver si se dan cuenta de una dichosa vez que a San Caetano no se accede a base de mentiras, llantos o puñetazos en mesas ajenas.