Violencia sin apellidos

Arturo Maneiro
Arturo Maneiro EL VENTANAL

OPINIÓN

21 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La acertada intolerancia con la violencia que el hombre ejerce contra aquella mujer con la que mantiene relaciones sentimentales -denominada por algunos como violencia machista, violencia de género, violencia doméstica- ocupa con frecuencia la exclusividad de la condena a la violencia.

Es lógico, y lo entiende cualquiera, que se centren muchos esfuerzos en erradicar la violencia contra la mujer. Pero esta actitud no puede quedarse en exclusividad con este tipo de violencia con apellido. Es necesario que exista un clima de tolerancia cero -que es otra forma de llamar a la intolerancia- con cualquier tipo de manifestación de violencia. Debería hacerse el mismo esfuerzo para conseguir un clima de rechazo a la violencia en general, tanto física como psicológica: al maltrato de hijos jóvenes a padres mayores; al maltrato de chicos entre sí; al maltrato de chicas entre sí; al maltrato de algunas mujeres a sus maridos; a la violencia entre vecinos por disputas de lindes. Y no digamos la violencia que se ejerce en la clínicas abortistas contra seres humanos sin voz, algo que incluso muchos no solo intentan evitar sino que promueven.

También sería bueno conseguir una condena general contra la violencia social. Condena sin paliativos a esos grupos de acoso a políticos y a su vida privada por las preferentes o por los desahucios. Condena al acoso que se produce con frecuencia en las puertas de los juzgados, con insultos o amenazas a imputados o condenados. El caso reciente de acoso a Isabel Pantoja al salir de juzgado ha sido una manifestación de violencia social que dice muy poco de la civilización. Condena al vandalismo de algunos grupos de jóvenes, ese vandalismo que hemos conocido últimamente con las fiestas de cumpleaños en casas rurales, que nos ha vuelto a sensibilizar sobre el tipo de educación que reciben.

No ayuda mucho ser condescendientes con unas manifestaciones de violencia o no considerarlas como tal. Es fundamental condenar la violencia sin apellidos, salga de donde salga. Toda violencia es una manifestación de regreso a las cavernas.