Perdone, señor Montoro

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

24 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Don Cristóbal Montoro se queja, y con razón, de lo poco veraces que son algunas informaciones sobre su trabajo. Lamenta, también con razón, algunas injusticias que cometemos los demás políticos y analistas que no nos apellidamos Montoro al comentar las novedades fiscales. El arribafirmante comparece ante el señor ministro, le pide disculpas y confiesa que en algunos artículos ha estado francamente desinformado. O desastrosamente informado, como el señor ministro prefiera. Extiendo esas sentidas disculpas a los sufridos lectores de La Voz, que se han fiado de mis equivocados criterios y los induje a lamentables errores.

Error fundamental que abrió la cadena de todas las equivocaciones: pensar que los peores defraudadores de Hacienda, los que se acogieran a la regularización fiscal (que algunos insensatos antipatriotas llaman amnistía), iban a liquidar sus cuentas pagando la misérrima cantidad del 10 % de lo evadido y ahora repatriado. A todos los que pagamos impuestos nos indignó. A todos los que hemos sufrido la rigidez de una inspección nos pareció que habíamos sido maltratados, en comparación con quien defraudó de verdad y se llevó el dinero de este país, que es lo más insolidario que se puede hacer.

Pues pido perdón, porque ha sido muchísimo peor: ni 10 %, ni 9, ni 8, ni 7, ni 5. ¡La media de lo recaudado por Hacienda ha sido de un 3 %! Y en bastantes casos, del 1 %, como las sicavs. Todo legal, faltaría más. Les han aplicado sabios criterios técnicos habituales, descontaron los años de prescripción, hicieron las filigranas que saben hacer las asesorías, y ahora los beneficiarios quedan como ciudadanos honrados que atienden la llamada de la patria, confiesan su dinero y el generoso y benéfico Estado español les hace otro generoso indulto dándoles bastantes más beneficios que a un trabajador con familia a su cargo o a un empresario que está sufriendo las de Caín para no hacer un expediente de regulación de empleo.

¿De dónde me habré sacado yo lo del 10 %? Habré soñado que lo decía el mismo Montoro o la portavoz del Gobierno, Sáenz de Santamaría. A lo mejor ha sido una campaña orquestada para engañar a toda la profesión periodística. En cualquier caso, quien se inventó ese porcentaje y lo colocó en el Boletín Oficial del Estado es un genio de la comunicación. Ha tendido una trampa en la que hemos caído millones de ciudadanos desconocedores de los trucos de los maestros defraudadores. Perdón otra vez, señor ministro. Disculpas, queridos lectores. A lo mejor, quien sabe, sí era un 10 %, pero ignoraba, necio de mí, los beneficios del gran evasor. ¡Ah! Y querido director, si mañana no escribo, discúlpame también: es que tengo un viaje a Suiza.