Mas tendrá que dimitir y convocar elecciones

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

27 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No quisiera yo deprimir a los catalanes, y por extensión al resto de españoles, pero mucho me temo que estamos abocados más pronto que tarde a una nueva convocatoria de elecciones en Cataluña, que sería la tercera en tres años. Algo que pondría a prueba nuestra capacidad de aguante después del espectáculo al que acabamos de asistir. Además de convertir gratuitamente a Cataluña en un pimpampum político que ha dejado hecho jirones su prestigio internacional y de destrozar la imagen de CiU como partido de Estado, sensato y pragmático, el principal mérito de Artur Mas es haber transformado su comunidad en un territorio ingobernable. Y lo más grave para él es que ha conducido a sus compatriotas hasta las puertas de ese abismo por el mero capricho de no conformarse con ser presidente de la Generalitat, como si eso fuera una fruslería, y aspirar a convertirse en un nuevo san Jorge.

Resumiendo, Artur Mas gobernaba hace dos meses cómodamente en Cataluña, pese a las enormes dificultades económicas, después de haber ganado claramente las elecciones con 62 diputados y con la inestimable ventaja de poder elegir socio votación a votación, apoyándose alternativamente en el PP para aprobar las reformas económicas necesarias y los Presupuestos, y en ERC para satisfacer las demandas identitarias de los votantes de CiU. Hoy, Mas es el líder de un partido a la baja, deprimido por una pírrica victoria electoral que es en realidad un fracaso y que no tiene ninguna posibilidad de sacar adelante su programa soberanista y a la vez corregir la dramática situación económica de una Cataluña intervenida. Se entiende así su desorientación y su cara de espanto en su primer discurso en el Majestic tras conocer los resultados.

Se está dando por hecho que Artur Mas gobernará con ERC porque sería la única vía que le permitiría no tener que renunciar a su discurso soberanista. De entrada, sería una estafa que alguien que ha convocado unas elecciones plebiscitarias en las que reclamaba una mayoría absoluta por entender que con solo 62 escaños no tenía legitimidad suficiente para embarcar a su país en una aventura política de riesgos incalculables, pretenda continuar con ese disparatado plan después de haberse quedado con 50 diputados. Pero, aunque tuviera la desfachatez de intentarlo, ¿va a apoyar ERC unos Presupuestos con los durísimos recortes económicos y sociales que tendrá que aplicar la Generalitat para dejar el déficit en el 2013 en el 0,7 % exigido? No. Tampoco el PP va a garantizar la estabilidad de Mas, como ha hecho hasta ahora, si no renuncia a su plan soberanista. Y para el PSC sería el suicidio definitivo convertirse en la muleta de un Mas decrépito y asumir el coste de los recortes a cambio de nada. No hay salida económicamente viable para Cataluña. A Mas solo le queda dimitir, convocar elecciones y retirarse de la política para siempre.