Campesinos felices

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

31 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En una entretenida película de Albert Boadella, el general Franco se dirige con su comitiva a inaugurar, cómo no, un pantano. En el trayecto comenta a su compañera de viaje lo hermoso que es el campo español y lo bien que viven nuestros agricultores. Todo a su alrededor está despoblado y el paisaje resulta desolador, pero, en su delirio, el anciano ve a hombres y mujeres ataviados con trajes regionales y portando productos de la tierra en hermosos cestos. Son campesinos felices.

El ministro de Agricultura declaraba ayer que «el futuro del campo español es espectacular y además lo está demostrando». Veamos. El presupuesto dedicado a agricultura se ha reducido cerca de un 60 % en los últimos cuatro años, manteniendo, sin embargo, un modelo agroindustrial que además de graves impactos ambientales provoca la despoblación del medio rural y la pérdida de empleo; solo entre el 2003 y el 2008 se han perdido más de 124.000 empleos en el campo. El sector tiene, en la actualidad, una tasa de paro del 30 % y el cierre de explotaciones crece de manera exponencial, empezando ya a afectar a las mejor dimensionadas. Con estos datos yo no diría que la cosa va viento en popa.

El ministro no ignora que los productores de leche están vendiendo a los distribuidores por debajo de los costes de producción y que los contratos lácteos legalizan unos precios inferiores a los que se pagaban hace una década. Tampoco que las incertidumbres sobre el futuro de la política agraria común para el período 2014-2020 están ahí y que, lejos de tranquilizar al sector agrícola, lo mantienen en alerta ante lo que puede resultar letal para sectores del campo español. Sabe, en definitiva, que salvo los grandes terratenientes, hoy resulta casi imposible vivir del campo.

Los responsables del ministerio son gente preparada y conocen las reducciones en las políticas de apoyo al desarrollo rural, ya que las han hecho ellos, y saben que la tasa de incorporación de jóvenes al campo es casi nula; no ignoran, tampoco, las dificultades de las mujeres en el mundo rural; sin embargo, creen que el futuro del sector es espectacular; yo espero que acierten.

Seguro que el señor ministro lo hace con la mejor intención y su optimismo está justificado ya que, sin duda, será un duro negociador en Europa. Sin embargo, lo primero que hay que hacer para comprender la realidad es preguntar a los agricultores y ganaderos cuál es su situación, porque si lo que va bien es la agricultura y no quienes trabajan el campo, hablamos lenguajes diferentes. Si me permiten la licencia, y centrándome ahora en Galicia, hay que bajarse del coche del generalísimo y preguntar en Sarria o en A Capela dónde están los campesinos felices.