No han entendido nada

Tomás García Morán
Tomás G. Morán LEJANO OESTE

OPINIÓN

26 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cinco días después, aún no han entendido nada.

No ha entendido nada el PP, que en la resaca de la fiesta no parece que haya tenido tiempo para preguntarse por el paradero de los 145.000 votos perdidos, sobre todo en la columna vertebral que recorre Galicia desde Ferrol hasta Vigo. La mayoría absoluta de Feijoo es la única buena noticia que ha recibido el PP desde que Rajoy es el inquilino de la Moncloa. Y quizás esa circunstancia explique que en Madrid no quieran soltar el salvavidas al que se agarraron el domingo por la noche, y pretendan interpretar lo ocurrido en las urnas como un aval al catálogo de recortes y promesas incumplidas que ha desplegado Rajoy.

Como duren mucho más las fanfarrias, cuando los populares intenten poner los pies en la tierra pueden hundirse en arenas movedizas. Voces solventes, como la de Jaime Miquel, anticiparon ya el domingo el fin del bipartidismo, y pronosticaron que esta será la última legislatura hegemónica del PP en Galicia.

No ha entendido nada el PSOE, el único partido que ha puesto de acuerdo a casi todos los analistas, que coinciden en que habría sido mejor que le dieran el partido por perdido, por incomparecencia. En los días que han pasado desde el batacazo electoral los socialistas se han ocupado del quién (señalando culpables), pero apenas han hablado de los porqués. De por qué se presentó a un candidato circunstancial, surgido de las cenizas del bipartito. De por qué erraron su estrategia empleando en Pemex y Alcoa casi toda su artillería electoral, con Pachi Vázquez y José Blanco mirándose de reojo. El día después, en Santiago y Madrid la historia ha sido más de lo mismo: luchas intestinas en lugar de ideas y aire fresco.

¿Y el Bloque? El Bloque, la UPG, fue quien menos entendió lo que ocurría en la calle, en las universidades, en las redes sociales. Y siguen sin entenderlo. Ni el más mínimo indicio de autocrítica. Encerrados en su caparazón, desde el domingo se comunican con el resto del planeta por altavoces que no emiten más allá del patio de luces de su vecindario. Y en ese eco nos ha parecido escucharles que ellos no se equivocaron. Que se equivocó Galicia. Y que alguien les robó algunas decenas de miles de votos, como si fueran suyos. Y así siguen, instalados en el cervantino «ladran, luego cabalgamos». Un Leitmotiv que deja de ser válido cuando rindes cuentas en las urnas ante los votantes. Que no ladran, muerden.