De su éxito. Sin duda. Beiras captó sin apenas tiempo a una fuerza de doscientos mil votos. Pero no alcanzó su intención primera. Lo que calificaba de emergencia nacional y el motivo de su regreso: desalojar al PP. Sus votos, y de IU, son prestados o para siempre (nada es para siempre) por el BNG y por el PSOE torturado de Pachi. Muchos de los de Pachi se han ido a la abstención. Como la fuga considerable que ha sufrido Feijoo. La abstención/desafección ha crecido y Beiras no logró, como quería, movilizarla. En política ficción solo un frente popular de izquierdas con una sola papeleta, ¿Beiras?, podía haber optado a ganar el reparto de escaños, que es la clave. Si la izquierda hubiese hecho el milagro de concurrir unida, contra D?Hont y Feijoo, es probable que algunos votantes del PP (la CEDA) no se hubiesen quedado en casa a pesar de los recortes, por aquello del miedo a lo desconocido. Los conservadores son más de conservar. Pero que la izquierda se una en Galicia antes de las urnas es solo política ficción. Beiras es culpable de su éxito y de no enamorar al abstencionista mayoritario con su verbo encendido. Pero no tiene la culpa de que los candidatos del BNG y el PSOE no atrajesen casi ni a sus gentiles. Sería como pedirle la responsabilidad de hacer el trabajo de otros.