El PSOE, de la Tierra a la Luna

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

23 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El hombre, dice el refrán, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Cuando los hombres se juntan en partidos su capacidad de tropezar -no dos veces, sino dos mil- es antológica.

Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano y uno de los pensadores europeos más brillantes de su tiempo, hablaba de los partidos como intelectuales colectivos, en los que la suma de las capacidades de sus miembros y el franco contraste de pareceres entre ellos permitiría ver a un amplio grupo de personas lo que cada una por sí sola no estaba en condiciones de apreciar. Pero los partidos en los que Gramsci pensaba -los de comienzos del siglo XX- tenían poco que ver con los de hoy. Pues los de hoy son organizaciones controladas por profesionales de la política que, una vez encaramados en el grupo dirigente, consideran toda idea que se aparte de la línea oficial una herejía cuando no una traición inadmisible. Y así, aquellos intelectuales colectivos que hace un siglo soñó Gramsci se han convertido en partidos cerrados y profundamente jerarquizados, cuyos dirigentes practican una selección inversa de las élites con la finalidad de evitar la entrada de militantes cualificados con posibilidad de disputar la silla a los que mandan.

El PSOE actual es un ejemplo de libro de la patología que acabo de apuntar. Una patología que, ayudada por el formidable despiste ideológico en que hoy vive la socialdemocracia europea, ha convertido a lo que fue un partido urbano, con gran apoyo entre las clases medias y los jóvenes, en una fuerza en claro declive desprovista de atractivo para los sectores sociales que en el pasado le votaron.

Personalmente tengo pocas dudas de que el fiasco del PSdeG en las elecciones del domingo se debe a la política desnortada de su grupo dirigente durante los cuatro últimos años, política que ha llevado a los socialistas a un resultado que los retrotrae a hace tres décadas. Pero, del mismo modo, estoy convencido de que el PSOE -aquí y en el resto de España- no será capaz de cortar la sangría que amenaza su supervivencia como una de las dos grandes fuerzas del país, si no es capaz de encarar los problemas de fondo, que no son, desde luego, los que quítate tú que me voy poner yo.

Juan Fernando López Aguilar, colega y amigo entrañable, mente brillante y hombre con coraje, ha puesto el dedo en la llaga al decir que el PSOE atraviesa su crisis más grave en los 35 últimos años. Esa es la realidad: que una política interna de tierra quemada, que ha llevado a los socialistas a un autismo social casi absoluto, ha hecho de un gran partido una pálida sombra de lo que fue y de lo que la democracia española necesita. Para decirlo con el título de una novela genial de Julio Verne, el PSOE ha pasado de la Tierra a la Luna y ahí está.