El engaño

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

10 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No es la herencia lo que duele. Es el engaño. Imaginen a quienes nombraron al valedor do pobo, o al presidente del Supremo y del Poder Judicial, o a los responsables del nombramiento del gobernador del Banco de España, nombramientos con estatus de altos dignatarios sustraídos a las veleidades de políticos y elecciones, desilusionados ante el engaño sufrido y haciendo de tripas corazón para obviar el error y argumentar lo imposible. Imaginen la desesperanza de Esperanza Aguirre, que tanto quiso salvar Caja Madrid y cedió, sin colocar a su vicepresidente, para otorgar poder a Rato. Piensen cómo se sentirán tantos próceres y gobernantes valencianos, que luego de uso y mal uso de sus instituciones financieras, y de su renuncia a ellas por imperativo económico, encuéntranse desposeídos y en lenguas de oposición y pueblo. O incluso el presidente extremeño ante un insaciable consejero pluriempleado y emigrante.

No sabe el presidente del Gobierno de España cuánta es mi comprensión hacia su queja, y por ello no he de ser quien se queje por tanto incumplimiento de programa, pues años y atención permiten saber que los compromisos electorales se establecen para obviarlos, como hecho más usual, o para hacer exactamente lo contrario. Por eso tampoco sorprende que en seis meses que llevamos de nueva gobernanza la realidad anunciada sea tan diferente a la prometida, descontando la herencia recibida.

Duele el engaño porque obliga a recomponer el discurso. Donde decían que el problema de España era el endeudamiento, el déficit, vivir por encima de nuestras posibilidades, las Administraciones, las autonomías, las empresas o las pensiones, la sanidad y la enseñanza, una sacudida de realidad les obliga reconocer lo que negaron: el principal problema de España son sus bancos y cajas de ahorros, su sistema financiero. Por más que a negarlo hayan contribuido el gobernador del Banco de España, los ministros de Economía y de Hacienda e incluso los presidentes del Gobierno. Tal que si los mercados fuesen tontos, y pudiesen permitir el continuo merodeo gubernamental, con ensayos de parches sucesivos.

Pasados seis meses de un gobierno de recortes, y de un decreto de medidas insuficientes para el sector financiero, los mercados y el Banco Central Europeo se negaron a seguir ocultando Bankia y los otros problemas bancarios asociados. Y en dos días se plantea la nacionalización de Bankia, el soporte público para los activos tóxicos bancarios y una prima de riesgo disparatada que supera los 450 puntos, con una continua caída de la Bolsa, y la pérdida de la poca confianza que nos tenían los prestamistas.

Del engaño se lamenta el presidente del Gobierno. ¿También del que pretendía infligirnos a los ciudadanos?