Wert para creer

Jaime Gómez Márquez TRIBUNA

OPINIÓN

30 abr 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

E l Real Decreto (RD 21/4/2012), al menos en lo que se refiere a la dedicación del profesorado universitario, es un auténtico despropósito. Puedo entender que un profesor sin una actividad investigadora «intensa y excelente» (i+e) tenga que volcarse más en la actividad docente para compensar la menor dedicación a la investigación. Pero de ningún modo hasta el punto que impone el RD, que penaliza a los profesores que no investigan subiéndoles la dedicación de 24 a 32 créditos ECTS. El único criterio utilizado para valorar la actividad investigadora son los sexenios y no se considera ni la trayectoria profesional, ni que la investigación es una tarea que no siempre produce efectos inmediatos, ni la diferencia entre áreas (no es igual la investigación en Humanidades que en Ciencias) ni otras actividades que también realiza el profesor universitario como las sindicales, las de gestión -en la propia universidad, la empresa o la Administración- o las de divulgación.

Verá, señor ministro, con esta medida consigue siete efectos negativos: I) efecto de castigo: se penaliza al profesor que, según su criterio, no investiga, incluso a aquel con una reconocida trayectoria investigadora, incrementándole en exceso la dedicación horaria presencial; II) efecto ahorrador: se impide que las plantillas puedan aumentar con gente joven preparada porque, en estos tiempos de duro ajuste económico, con la sobrecarga horaria, los profesores podrán cubrir toda la docencia; III) efecto de hundimiento: se condena a que los profesores con una dedicación de 32 créditos nunca puedan retomar la actividad investigadora porque no tendrán tiempo para ello; IV) efecto de desprestigio: se degrada la calidad de la docencia porque la sobrecarga horaria impide mantener un nivel de excelencia en todas las clases, el número de alumnos por grupo aumentará, y no habrá tiempo para la innovación, la atención personalizada a los estudiantes, y la actualización del material de estudio; V) efecto discriminatorio: se crean dos clases de profesores: los de primera, con una actividad investigadora activa según el criterio ministerial, y los de segunda, los docentes, olvidándose que tanto la investigación como la docencia merecen un reconocimiento con el mismo nivel de dignidad profesional; VI) efecto colegial: con este RD se convertirá a las universidades públicas en colegios; VII) efecto de menosprecio: no se tiene en cuenta la experiencia del profesorado, su curriculum vitae, su dedicación a la institución durante muchos años con jornadas muy superiores a 8 horas diarias.

Este RD lo que va a conseguir es ir ahogando la investigación en vez de potenciarla y convertir a la Universidad en una escuela. Incluso a los que tienen una investigación activa, tampoco se les beneficia porque seguirán teniendo una carga docente elevada (16 créditos ECTS). Esta muerte del tejido investigador también se está potenciando al recortar los recursos para financiar la investigación.

Señor ministro así no va a mejorar la universidad española. Es necesario tomar medidas en positivo que estimulen al profesorado y reconozcan su trabajo en las distintas facetas de su actividad profesional y también establecer un nuevo sistema de acceso a la Universidad y de seguimiento de la actividad profesional docente e investigadora. En fin, Wert para creer.