Muy raro

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

24 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cuando leí un poco por encima sobre las matanzas de Mohamed Merah, el supuesto islamista radical abatido anteayer por los geos franceses, pensé que demostraba un entrenamiento inusual, propio de las fuerzas especiales. Como se movía en moto y cubierto, comenté con alguien que, probablemente, se trataba de un antiguo miembro de algún servicio especial que se había desmandado. Después, muy pronto, hicieron pública su identidad. Demasiado joven para ser un excualquiercosa y demasiado extraña la explicación de cómo dieron con él: a través de una web de motos consultada por su madre. Por fin salió lo de Afganistán: los servicios secretos sabían que había viajado allí y lo tenían fichado, aunque, sorprendentemente, no lo controlaron durante meses. En ese punto, regresó a mi imaginación la sospecha inicial, ligeramente modificada. Ahora, en mi cabeza fantasiosa, ya no se trataba de un ex, sino de un infiltrado en activo que, al contacto con su cultura originaria, desanduvo el trayecto y se volvió contra sus reclutadores. Quizá los servicios secretos franceses lo entrenaron para infiltrarse en las células islamistas y por eso viajó impunemente a Afganistán, sin que nadie se ocupara de vigilarlo después, porque estaba controlado de otra manera.

El miércoles pensé que no saldría vivo de aquella casa. Sin embargo, se multiplicaron los mensajes oficiales que insistían en que lo querían vivo para juzgarle. Cuanto más insistían en que lo apresarían vivo, más me convencía de que saldría muerto. Ya saben el final: una bala en la cabeza y mil historias inverosímiles sobre la actuación de los servicios secretos. Tengo que hacer algo con esta imaginación desbocada.