Redondo cierra su disección del mal

Rosario González ELIZONDO / COLPISA

CULTURA

Publica «Ofrenda a la tormenta», final de la «Trilogía del Baztán»

26 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace apenas dos años, El guardián invisible (Destino) convirtió a Dolores Redondo (1969) en el fenómeno editorial de la temporada y demostró que la novela negra goza de buena salud en España, incluso ahora que el estallido nórdico ha amainado.

La autora, donostiarra de madre lucense, repitió hazaña con la segunda entrega, Legado en los huesos, que la reafirmó en las listas de los más vendidos y llamó la atención allende los Pirineos. Ahora, con 32 sellos ultimando la publicación de su obra por todo el globo y los derechos cinematográficos adquiridos por los productores de Millennium, la autora rubrica su Trilogía del Baztán con Ofrenda a la tormenta, esperadísimo final de esta saga que ya congrega a más de 400.000 lectores. Un éxito que ayer corroboraban las librerías, que a la hora de salir a la venta ya reclamaban la segunda edición.

La clave parece residir en la certera mezcla de misterio y leyenda que acciona con precisión los resortes clásicos del thriller policíaco y enlaza con destreza las supersticiones ancestrales que aún perduran en el valle del Baztán, cuyo legado mitológico articula la trama de asesinatos rituales que investiga la protagonista, la inspectora de la policía foral navarra Amaia Salazar, una mujer inteligente, dura y marcada por traumas arrastrados desde la infancia y que ya forma parte de la historia del género. «El éxito es como un caballo loco o un toro bravo, no puedes controlarlo, así que solo te queda agarrarte fuerte, sonreír y disfrutar mientras dure», explica la autora durante la presentación en Elizondo, la señorial y umbría localidad donde sitúa el grueso de la historia.

La apuesta de Redondo logró el respaldo unánime de la crítica especializada pero, sobre todo, el de un público fiel que la ha encumbrado a los altares del género y que no duda en peregrinar hasta los escenarios donde discurre la trama. Como Elizondo, cuyos habitantes se han visto obligados a preparar visitas guiadas para tratar de poner orden al imparable goteo de personas que se acercan al lugar. «Había tanta gente por las calles, entrando en las casas a preguntar y haciendo fotos de todo, que no tuvieron más remedio que organizarlo», señala Redondo, maravillada por la «parte imprevisible y mágica» que ha traído su debut editorial.

Para desconsuelo de los fieles, Redondo asegura que por ahora terminó con Salazar y está ya inmersa en otra novela de la que no da detalles.