Arce, príncipe gallego de YouTube

Francisco Balado Fontenla
fran Balado SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Además de su éxito en Internet, este rapero santiagués llena salas en Bilbao, Murcia, Madrid y Barcelona
Además de su éxito en Internet, este rapero santiagués llena salas en Bilbao, Murcia, Madrid y Barcelona

El rapero compostelano amenaza en Internet la hegemonía de los grandes nombres de la música gallega como Luz Casal, Siniestro o Los Suaves

27 oct 2014 . Actualizado a las 10:46 h.

Abran paso. El príncipe gallego de YouTube llega en estampida y amenaza con hacerse con la corona. El rapero compostelano Arce, todavía un desconocido en muchos círculos, incluso musicales, se ha convertido en todo un fenómeno de masas. La reina de la música gallega en YouTube es Luz Casal, que manda con su Historia de un amor. Subido a la Red en el 2009, roza los cuatro millones de clics. Pero Luz juega en otra liga. Desde Boimorto ha logrado conquistas al otro lado del Atlántico y más allá de los Pirineos (guarda en su bolso la llave de la ciudad de París). Por detrás, Dolores se llamaba Lola, de Los Suaves (1.800.000 visitas) y Bailaré sobre tu tumba, de Siniestro Total (1.500.000). Soplando en el cogote, Arce. Súbelo se acerca al millón de reproducciones, y Bon Voyage ha logrado 880.000 visitas en solo siete meses.

¿Quién es Arce?, se preguntarán Yosi o Julián Hernández. Pues un rapero de 24 años que relata en las letras de sus temas una parte de su vida. Cada día, una partida al GTA (un videojuego en el que el protagonista campa a sus anchas por una ciudad sin ley). Arce pasó de ser el gamberro de Os Tilos al gallito del Parque de Ramírez, y de ahí a un centro de menores, en donde convirtió su rabia en música. En el 2007 debutó con Polvo de ángel. Micro en mano empezó a llenar garajes con amigos hasta que en el 2010 lo ata Javi Sánchez para la productora Digital Hustlers y se convierte en un tsunami que abarrota salas en Bilbao, Madrid y Barcelona. Desde que se dejaron de vender discos, solo existe un sistema más fiable que Internet para medir popularidad: la venta de entradas. Y aquí Arce tampoco perdona. Siempre llena.