Goyo Jiménez: «Un concejal se puede equivocar, un humorista no»

Carlos Crespo LA VOZ

CULTURA

Visita cinco ciudades gallegas con su nuevo espectáculo, «Evoluzion»

19 sep 2014 . Actualizado a las 16:23 h.

Con Goyo Jiménez ocurre un poco lo que en los spots dentífricos. Nueve de cada diez cómicos españoles entrevistados lo citan entre sus referentes. Lo curioso es que este albaceteño llegó al mundo del monólogo, proveniente del teatro clásico, hace relativamente poco tiempo. En la primera edición de El club de la comedia. Llegó, eso sí, con un estilo personalísimo, culto y cultivado, que obvia muchas de las simplonerías del stand up convencional. Este fin de semana y el que viene visita cinco ciudades gallegas con su nuevo espectáculo, Evoluzion.

-Sus últimos monólogos se centraban en analizar la estupidez humana. ¿Este también?

-Sí, de hecho últimamente me estoy definiendo como un policía de lo absurdo. Lo que hago es detectar comportamientos idiotas que podríamos ahorrarnos.

-¿Cuál es la última estupidez que ha detectado en ese singular patrullar?

-¡Uy!, las hay a montones. Por ejemplo, el balconing. Es la prueba más palpable de que a nivel de evolución estamos por debajo de muchos primates.

-¿Y lo de «Goyo Jiménez Experience»?

-Porque estoy yendo un poco más allá de lo que es solo un monólogo. Intento estar cerca de la gente, que me puedan conocer, hacerse fotos... Un colega me dijo «eres como un parque de atracciones». Y de ahí salió lo de la experiencia.

-Oiga, ¿y qué tiene La Mancha que genera tantos cómicos?

-Bueno, La Mancha y Galicia, ¡eh! Que el humor se introdujo en este país a través del carácter gallego. Mi humorista literario favorito es Wenceslao Fernández Flórez. Ese humor con un pie en la tragedia y otro en la comedia que tanto me fascina nace del carácter gallego. Y, mira, lo voy a decir y no por demagogia, porque no he dicho algo así en ningún otro sitio. No todo el mundo tiene la suerte de nacer gallego o manchego.

-¿Le sorprende que muchos de los cómicos gallegos actuales renieguen del «stand up» clásico y se sitúen más cerca de la tradición oral?

-No, yo estoy en perfecta sintonía con ellos. Yo vengo del mundo del cuentacuentos y conozco bien a los narradores gallegos. Yo, de hecho, tampoco hago un stand up al uso. No me baso en escribir 60 palabras y hacer un gag.

-En alguna ocasión ha dicho que el humorista que se compromete políticamente se estropea como humorista. ¿Incluso en tiempos como estos hay que evitar el compromiso?

-Es que si crees ciegamente en algo acabarás equivocándote. Y eso te lo puedes permitir como concejal pero no como humorista. Fíjate, uno puede apoyar a una persona creyendo que es muy honorable y mira tú... En España no te puedes fiar ni de tu sombra. Nosotros no somos un país de héroes. Somos un país de esperpentos, como demostró otro grandísimo humorista gallego como fue Valle-Inclán.