Galicia recupera a la Nache

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CULTURA

El Festival de Amigos de la Ópera rinde homenaje a la soprano coruñesa María Luisa Nache al cumplirse 60 años de su participación en el certamen

27 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Puede que la evocación de su nombre hoy solo suscite el recuerdo de un par de críticos o de aquellos aficionados aún con memoria que pudieron asistir a sus triunfos durante las actuaciones que realizó en su ciudad natal. Pero lo cierto es que la soprano María Luisa Nache fue una de las cantantes gallegas más reconocidas del siglo XX: la única que llegó a compartir escenario con Maria Callas en la Scala de Milán, y bajo la legendaria batuta del director norteamericano Leonard Bernstein. De aquella Medea representada en el gran templo italiano de la ópera ha quedado para la historia una grabación, reflejo de las excepcionales condiciones artísticas de la intérprete nacida en A Coruña, en 1924.

Si siguiera con vida, el pasado 2 de febrero hubiese cumplido noventa años, y el mes próximo estaría conmemorando el sesenta aniversario de su debut en el Festival de Ópera de A Coruña, pero la Nache falleció en 1985, a una edad en que muchos cantantes aún no han abandonado los teatros. Ella eligió retirarse temprano para poder cuidar de su madre enferma, tras haber aparecido en los programas de los teatros más importantes junto a intérpretes de la talla de los tenores Franco Corelli, Mario del Monaco o Carlo Bergonzi, fallecido este viernes. Dedicó sus últimos días a la enseñanza y a dar recitales en los que solía incluir música de autores de la tierra, como las canciones de Rogelio Groba.

Debutó con «Aida»

Después de estudiar en Madrid con Ángeles Ottein, María Luisa Nache debutó en su ciudad en 1945, cantando en el Rosalía el rol principal de Aida de Verdi, un título que llegaría a interpretar en 23 ocasiones. Y durante las dos décadas siguientes pisó varios de los principales escenarios internacionales como el Metropolitan de Nueva York, el Teatro San Carlo de Nápoles (donde fue una de las artistas más queridas por el público) o el Liceo de Barcelona, que la eligió para el estreno mundial de la ópera La Fiamma, de Respighi.

Quizá la fama de la Nache no haya sido mayor por la escasez de sus grabaciones, casi todas pertenecientes al género pirata. Además de la Medea que cantó con la Callas, y que el sello británico EMI editó en su día, YouTube rescata hoy algunas de sus interpretaciones. Entre todas, destacan los fragmentos de Turandot de Puccini junto a Franco Corelli, con el que también intervino en El Trovador en una de las temporadas La Scala. Estas selecciones permiten comprobar la naturaleza privilegiada de su voz «limpia y fácil en los agudos, y cálida y dúctil en los restantes registros», tal como recogen las crónicas de su tiempo.

Tampoco le benefició el silencio con el que desde las más altas instancias oficiales se ha ignorado siempre tanto a ella como a la ourensana Ángeles Gulín, dos de las sopranos españolas más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Sabedora del desprecio que su tierra suele dispensar a sus mejores artistas, en 1976, dedicó su discurso de ingreso en la Real Academia de Belas Artes a las «Voces de oro gallegas en el mundo», reivindicando a Rosario Salgado de Pereira, Carolina de Cepeda, Matilde Rey, Ignacio Varela y Ofelia Nieto.

Solo un año después de su debut en La Scala con la Callas, la Nache volvería a Coruña para cantar por primera vez en el Festival de Amigos de la Ópera, de nuevo Aida, en agosto de 1954. Al cumplirse sesenta años de ese acontecimiento, la temporada lírica coruñesa dedicará ahora a la soprano varias actividades: desde la gala lírica Las mujeres de Strauss -ella cantó Dafne del compositor alemán-, el 13 de septiembre, hasta las conferencias que Antón de Santiago y Julio Andrade ofrecerán para glosar la figura de esta artista gallega, coruñesa y universal. Quizá así pueda comenzar a repararse su injustificable olvido.