«El valle de la alegría»

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

14 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La literatura polaca es un universo inabarcable y asombroso, de inmensa riqueza, y sin embargo bastante desconocida en España. Es fácil hacer un chiste con una literatura periférica... sobre el gafapasta que en su asiento en el metro lee novelas croatas, islandesas o letonas. Allá el chistoso que se pierda obras como la de Witold Gombrowicz, Jan Karski, Joseph Roth, Bruno Schulz, Jaros?aw Iwaszkiewicz. Lo que no resulta fácil es hacer honor a ese legado literario y mantener su esplendor. Stefan Chwin (Gdansk, 1949) cumple sobradamente con el arte de sus antecedentes en su novela El valle de la alegría (también en otras anteriores). En este relato demuestra su poderío narrativo y también cómo se pueden manejar con soltura y gracia historia, moral, filosofía, fantasía, humor para abordar en algunos momentos también el horror. Chwin va más allá de la pura novela de aventuras y enriquece su narración con un recurso inteligente a la metáfora y los símbolos, de tal forma que la historia conserva un ritmo vibrante y nunca cae en el academicismo relamido. El extraño protagonista de la novela -Erich Stamelmann, un genio maquillador- pasa a integrar la nómina de grandes personajes de la literatura.

El valle de la alegría, de Stefan Chwin

Traducción de Anna Rubió y Jerzy S?awomirski.

Editorial Acantilado.

553 páginas. 29 euros.