La actriz iraní Leila Hatamí podría ser flagelada en público por su beso en la alfombra roja del Festival Cannes

La Voz LA VOZ | EFE

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La intérprete ha sido denunciada por saludar con dos besos en la mejilla al presidente del certamen en el que ella es miembro del jurado

23 may 2014 . Actualizado a las 18:40 h.

La actriz iraní Leila Hatamí, miembro del tribunal de la actual edición de Cannes, se podría enfrentar a una flagelación pública como castigo por violar las leyes islámicas. ¿Su delito? La intérprete besó en la mejilla como saludo al presidente del Festival, Gilles Jacob, en la alfombra roja de la inauguración, al igual que hicieron con anterioridad el resto de sus compañeros del jurado.

Lo que empezaron siendo críticas en su país de origen, Irán, donde algunos han entendido el comportamiento de Leila Hatamí como insuficientemente recatado y como «una afrenta a la castidad de las mujeres en Irán», ha terminado convirtiéndose en una denuncia ante el poder judicial. Y es que las leyes islámicas que controlan el país estipulan que un hombre y una mujer solo permitido entre parientes cercanos y en el entorno privado, es decir, ni besarse ni mucho menos abrazarse. De hecho, en el país asiático es poco habitual que los hombres saluden a las mujeres siquiera con un apretón de manos, en general, se limitan a hacer un gesto amable bajando la cabeza o a colocarse la mano derecha sobre el corazón.

Según informa el diario británico The Telegraph, un grupo de estudiantes de Hizbullah, con enlaces a la Guardia Revolucionaria iraní, pidieron que Leila Hatamí fuera juzgada por «besar a un hombre extraño». La pena por este delito, que califican como «acto pecaminoso» ya que la actriz «hirió los sentimiento religiosos de los orgullosos y mártires de la nación de Irán», es de prisión o de 50 latigazos según lo establecido en el artículo 638 de la ley islámica.

El viceministro de Cultura y Orientación Islámica, Hosein Nushabadí, ya había afirmado antes de conocerse esta denuncia que Leila Hatamí actuó en la alfombra roja del Festival Cannes «de forma inapropiada», con «falta de consideración por los valores de la sociedad» y «en violación de las creencias religiosas», según informó el lunes la agencia de noticias parlamentaria iraní ICANA. «La aparición inapropiada de mujeres iraníes fuera del país y en particular la de artistas respetados por el público no puede ser aceptada por iraníes nacionalistas y por aquellos que aman Irán», declaró Nushabadí. Según el viceministro, «la mujer iraní, sea o no artista, siempre ha sido símbolo de la virtud y la modestia», por lo que «apariciones inapropiadas como la que tuvo lugar recientemente no están en línea con las creencias religiosas».

Previamente a que se conociera esta denuncia a Leila Hatamí, el presidente del Festival de Cannes le restó importancia a las críticas generadas en Irán. Gilles Jacob aseguró que este polémica «no tiene razón de ser» ya que los besos en la mejilla que le dio a la actriz son una costumbre de Occidente. «En ese momento ella representaba para mí a todo el cine iraní, después volvió a ser ella misma», escribió el director a través de su Twitter.

El atuendo de Leira Hatamí

Las críticas en Irán a Leila Hatamí, protagonista de la oscarizada Una Separación del director iraní Ashghar Fahardí, no solo le llegaron por el saludo al presidente del Festival de Cannes. Su atuendo, que en Occidente probablemente sería calificado de muy recatado, durante la alfombra roja de la inauguración también fue polémico en Irán ya que la falda no tapaba hasta los tobillos (aunque estos estaban cuidadosamente cubiertos por unas densas medias blancas) y el cuello y parte de su pelo eran perfectamente visibles. Bajo la ley islámica, aplicada en el país desde la revolución de 1979, las mujeres han de vestir ropas que tapen todo su cuerpo. Hace más de una década, las autoridades instauraron una «Policía moral» responsable de verificar que las mujeres respeten escrupulosamente el código de vestimenta mientras están en público.

La aparición de Leila Hatamí en Festival de Cannes y la polémica que se ha generado con su atuendo sigue la misma línea abierta con varias manifestaciones de grupos radicales en Teherán que exigen al Gobierno y la Policía mayores esfuerzos para hacer cumplir a las mujeres el código de vestimenta islámico y llevar lo que denominan «un buen hiyab». Cada año, con la llegada de la primavera, las mujeres menos conservadoras relajan su interpretación de lo que consideran un hiyab (velo islámico) adecuado y acortan el pañuelo que tapa su cabello, las mangas y el largo de sus amplias camisas y sus pantalones. Además, esta primavera decenas de mujeres iraníes han colgado en una página de Facebook su foto al aire libre y sin el velo islámico, de uso obligado en el país, en una campaña para exigir libertad para elegir su atuendo.

Y toda esta polémica con la actriz Leila Hatamí en la misma semana en la que las autoridades iraníes detuvieran a los autores de una nueva versión en vídeo de la canción Happy del cantante estadounidense Pharrell Williams. Aunque fueron puestos en libertad horas después, la decisión de deternerlos se debió a que esta «desagradable» grabación aparición tres hombres y tres mujeres sin velo, todos vestidos con ropa occidental.