Los restos de Pablo Neruda, trasladados a Santiago de Chile para determinar si el poeta murió envenenado

Dpa

CULTURA

El veredicto sobre la muerte del poeta tardará 3 o 4 meses

08 abr 2013 . Actualizado a las 23:31 h.

Los restos de Pablo Neruda, el Premio Nobel de Literatura chileno, fueron exhumados este lunes desde el balneario de Isla Negra, ante la sospecha de que el poeta fue envenenado en 1973 por la dictadura del general Augusto Pinochet. «Una vez colocada la duda en el tapete me parece que es sumamente importante dilucidarla», dijo el juez que investiga el caso, Mario Carroza, al justificar el peritaje, al que se resistía inicialmente la Fundación Neruda.

Familiares de Pablo Neruda, quien murió en una clínica el 23 de septiembre de 1973, depositaron una bandera chilena sobre el féretro antes que éste fuera trasladado a la capital Santiago de Chile. El principal denunciante del supuesto asesinato, el chófer del poeta, Manuel Araya, estuvo presente en el peritaje y recordó sus últimos momentos con Neruda. «Diré hasta el último día de mi vida (...) que Neruda fue asesinado, porque él no estaba para morir y si no le hubieran puesto esa inyección en el estómago no hubiera muerto», subrayó el otrora empleado del intelectual comunista.

Por su parte, el director del Servicio Médico Legal, Patricio Bustos, comentó que los análisis servirán para encontrar signos del cáncer de próstata que afectaba a Pablo Neruda y, quizás, señales de la intervención de terceros en su muerte. En total, los restos del poeta permanecerán tres o cuatro meses fuera de su tumba, bajo el análisis de un equipo internacional de expertos.

Neruda, partidario del derrocado gobierno socialista de Salvador Allende (1970-1973) en Chile, planeaba viajar al exilio en México, cuando enfermó y finalmente falleció. El abogado Eduardo Contreras, quien pidió investigar el supuesto asesinato, aseguró que «Neruda era sin duda un objetivo para Pinochet», quien asumió el poder luego del golpe del 11 de septiembre de 1973. «Junto al presidente Salvador Allende y al cantante Víctor Jara eran símbolos del recién derrocado gobierno socialista», opinó el exdiputado.

Contreras, quien ha procesado a cientos de represores en Chile, aseveró que hay un conjunto de indicios que «hacen razonablemente presumir una probable intervención de terceros» en la muerte de Pablo Neruda. El abogado enfatizó que el diagnóstico de caquexia, un estado casi vegetal asociado al cáncer, es contradictorio con la actividad del poeta en ese tiempo.

El jurista, para respaldar sus palabras, recordó que incluso la prensa cercana a la dictadura atribuyó el deceso de Neruda a una inyección. «¿Qué se le inyectó? Al parecer, dipirona con la excusa de calmar sus dolores», se respondió el abogado, quien en el pasado interpuso cientos de querellas contra Pinochet.