Arturo Pérez-Reverte: «Europa está regida por unos payasos analfabetos»

Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

CULTURA

El autor regresa a las librerías con la novela «El tango de la vieja guardia»

22 nov 2012 . Actualizado a las 11:30 h.

Intriga, aventura y sexo son los ingredientes de la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, El tango de la guardia vieja.

-¿Es más trivial esta época que la del primer tercio del XX, en que se desarrolla la trama?

-Esta época no es peor que aquella. Quizás hemos perdido las maneras. La sociedad de comienzos del siglo era injusta y clasista, no merecía sobrevivir a la guerra mundial, estuvo bien que esta la barriera. Lo que pasa es que tenía que haber venido un mundo más justo y mejor y no fue así.

-En todas sus novelas había amor, pero no era la cuestión predominante. ¿Por qué este cambio?

-Porque tocaba. La historia que quería contar exigía una narración en primer plano. Requería diálogos, silencios y la muestra de actitudes. Está llena de marcas de corbatas, ropa, vestidos. No es una cuestión de decoración ni un alarde de erudición. La vestimenta define lo que no dicen los personajes. La protagonista es una mujer inteligente y él es un rufián intuitivo y listo que, desde la madurez que confiere la vejez, observa una historia de amor que dura 40 años. Eso incluye la carnalidad, el sexo, la decadencia y el fracaso.

-¿Ha salido airoso del empeño de narrar escenas sexuales potentes sin resultar procaz?

-El sexo en la literatura es como jugar a la siete y media. Es muy difícil plantarse en la carta adecuada. Te puedes pasar y ser obsceno o quedarte corto y resultar un mojigato. La novela precisaba descripciones de situaciones tórridas.

-¿Es de los que creen que el sexo es el motor del mundo?

-No. Es uno de los motores principales, pero hay otros: la ambición, el dinero -a veces para conseguir sexo-, la venganza, la vileza, la estupidez. Para mí la estupidez es el motor del mundo. En el fondo hay una dinámica entre estupidez e inteligencia, aunque suela ganar la primera. Mire Europa, regida por unos payasos analfabetos que nos están dejando en la miseria. Con un malvado puedes negociar, pero a un estúpido no hay forma de convencerle.

Un imbécil clásico es Bush, que hizo una guerra que ha puesto patas arriba el orden mundial.

-¿Es verdad eso de que el tango es el lamento de un cornudo

-No. Para mí el tango, el bolero, la copla y el corrido mexicano conforman un territorio, son canciones que cuentan historias. Soy muy poco fino con la música, pero una canción que cuente historias me seduce enseguida. Pedro Navaja vale más que todas mis novelas juntas. Pero además el tango le puso música al primer tercio del siglo XX.