Un museo a cielo abierto

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

CULTURA

25 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Suena a cutre y trasnochado eslogan turístico. Tal vez porque muchas ciudades sacan pecho con argumentos similares. Pero en el caso de Santiago no hay triquiñuelas. La sentencia se puede tomar sin titubeos al pie de la letra. Compostela es un museo a cielo abierto. No necesita ni merece que nadie trate de enjaular su hechizo y mucho menos que se levanten artificios arquitectónicos (como el Gaiás) con la descabellada meta de imitar el portento original.

En la plaza de Praterías, uno de los escenarios más asombrosos de su ya asombroso casco histórico, se abrió ayer el Museo das Peregrinacións bis. Ya existe otro en la Casa Gótica. Pero algo había que hacer con la antigua sede del Banco de España. El enésimo museo de hermoso continente -Gallego Jorreto es una firma rigurosa- pero escaso contenido no aportará apenas nada al prodigio de Compostela.

De hecho, el principal atractivo de esta secuela del Museo das Peregrinacións no es nada que se exhiba en su interior, sino el espectacular lucernario bajo el que los visitantes se disputaban ayer un hueco para contemplar, a través del vidrio, la Berenguela. Sabia elección. Pero para eso no necesitábamos un mirador de cinco millones de euros. Ya teníamos la calle.