El Códice es lo de menos

xurxo melchor / camilo franco SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

De los más de 15 años de cárcel que podría afrontar Manuel Fernández Castiñeiras, por el hurto del libro solo pagaría un máximo de tres

13 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La ley no es siempre justa. Manuel Fernández Castiñeiras hizo desaparecer de la catedral de Santiago el Códice Calixtino y tuvo a Galicia en vilo durante todo un año. Sin embargo, una vez detenido y en prisión, el del hurto del famoso libro es el menor de sus problemas legales. Esa acción tan solo lleva aparejada una pena máxima de tres años de cárcel, mientras que por el resto de delitos por los que está imputado podría recibir una condena de más de 15 años. Una sinrazón que, como señaló el propio fiscal del caso, Antonio Roma, tiene su explicación en que el Código Penal español está desfasado al llevar sin renovarse desde 1995.

Robo con fuerza

Veinte años llevándose dinero de la catedral. Al autor confeso del hurto del Códice, Manuel Fernández Castiñeiras, le han imputado un delito continuado de robo con fuerza en las cosas que tiene una pena mínima de tres años y medio de cárcel y una máxima de seis. El juez instructor del caso, José Antonio Vázquez Taín, considera que el acusado estuvo entre diez y veinte años perpetrando robos de dinero en la catedral de Santiago. Ese sería el origen del dinero que le han intervenido en los registros practicados por la policía. Una cantidad que asciende a 1,7 millones de euros y que habría ido llevándose poco a poco y de una manera sistemática de la caja fuerte de la basílica compostelana, de la que tenía las llaves. Su defensa alegará que no fue un robo, sino un hurto -que es menos importante- porque no hubo fuerza al poseer las llaves, pero la acusación sostiene que esas llaves se obtuvieron de forma ilegítima y que, por tanto, se trata de lo que en derecho se conoce como «llave falsa», lo que supone que se le puede acusar de robo.

Blanqueo

Casi dos millones de euros sin justificar. Es posible que la acusación no pueda demostrar que Fernández Castiñeiras robó de la caja fuerte de la catedral los 1,7 millones de euros que le fueron hallados en sus propiedades de O Milladoiro, Sanxenxo y Negreira. En ese caso, el ladrón de Códice seguiría teniendo un problema: demostrar el origen legal de esa gran cantidad de dinero. Si esos ingresos no están declarados, estamos ante un posible blanqueo de capitales, un delito que tiene una pena máxima de seis años y por el que no solo está imputado él, sino también su mujer, Remedios Nieto Mayo, y su hijo, Jesús Fernández Nieto. Ambos fueron detenidos e ingresaron en prisión provisional sin fianza, pero fueron liberados esta semana, cuando la policía encontró el resto del dinero que estaba buscando: una maleta con casi 600.000 euros que tenían en el patio de luces de la vivienda familiar de O Milladoiro.

Delitos contra la intimidad

Cartas de los canónigos y de los vecinos. Tanto al ladrón del Códice como a su mujer les han imputado varios -el fiscal no ha concretado cuántos- delitos contra la intimidad de las personas. Cada uno de ellos tiene una pena de entre uno y cuatro años de prisión. La acusación se fundamenta en las cartas que se han encontrado en poder de Manuel Fernández Castiñeiras y de Remedios Nieto Mayo y que eran propiedad tanto de canónigos de la catedral de Santiago como de vecinos del edificio en el que ambos vivían en O Milladoiro. La razón por la que tenían esas cartas aún no ha trascendido, aunque hay quien ha apuntado que podría ser para obtener información sobre estas personas para luego utilizarla en su contra. Sí es conocido que el ladrón del libro no mantenía buenas relaciones con sus vecinos, con los que se había enfrentado con frecuencia. También tuvo problemas hace muchos años con los miembros de la asociación de vecinos A Magdalena de O Milladoiro, de la que fue el último presidente antes de su disolución en medio de un gran malestar interno.

Hurto

La sustracción del Códice Calixtino del archivo. La versión que ha ofrecido Manuel Fernández Castiñeiras sobre la desaparición hace ahora un año del manuscrito sitúa la acción a las doce del mediodía del día 4 de julio del 2011. El ahora detenido asegura que entró en la catedral, pasó por la sacristía y el claustro y se dirigió al archivo, donde, según relató, la puerta estaba abierta y se encontró con el libro del siglo XII, la mayor joya bibliográfica de Galicia, sin custodiar. Al verlo allí, ha declarado que simplemente lo cogió y se lo llevó. El relato, al que la acusación no ha dado mucha veracidad, define a la perfección un hurto, un delito menor penado tan solo con cárcel de uno a tres años. Como es lógico, el imputado quiere minimizar su acción con el objeto de buscar la más pequeña de las penas posibles y librarse incluso de ingresar en prisión, ya que carece de antecedentes penales.