Fallece en París Leopoldo Nóvoa, uno de los más grandes artistas gallegos

Camilo Franco SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

VÍTOR MEJUTO

Tenía 91 años y pintaba entre París y Armenteira

25 feb 2012 . Actualizado a las 13:54 h.

Leopoldo Nóvoa falleció en París la tarde del pasado jueves, según confirmó ayer su familia, que explicó que permanecía hospitalizado desde el fin de semana. El pintor, nacido en Salcedo (Pontevedra) en 1919, había realizado un intenso recorrido por la pintura del siglo XX hasta ser reconocido como una de las grandes figuras internacionales. El pintor será incinerado y sus cenizas se trasladarán a Galicia en mayo.

Los últimos años del artista habían demostrado su carácter activo e, incluso tras superar los noventa, siguió realizando exposiciones y profundizando en una particular manera de trabajar que llevaba la pintura hacia la tercera dimensión.

Hijo de uruguayo, en 1938 se instala en Uruguay, aunque el carácter itinerante se volverá para Leopoldo Nóvoa casi una constante. En los años cincuenta viaja a Argentina como primera parte de un periplo vital de artista que lo llevaría en los años sesenta a fijar su residencia en París. En el Buenos Aires del medio siglo contactó con Luís Seoane y en el ambiente parisino coincidió con Julio Cortázar.

En 1979 arde su estudio parisino. El fuego se come toda su obra, pero le deja la ceniza que se convertiría en una de las materias particulares de su trabajo en los años posteriores.

Desde París regresó a Galicia y comenzó un viaje anual que dividía el tiempo entre la capital francesa y su estudio de Armenteira. Un viaje estacional sobre el que se fue perfilando una obra que no quiso entender de tamaños, ni de cambiar las formas en función del espacio, y que lo mismo valía para pequeños grabados que para grandes murales. Murales que le supusieron algún disgusto, como el proyecto del que se encargó en la coruñesa avenida de Arteixo y que fue cercenado para colocar un paso elevado de peatones. En los últimos años su actividad en Galicia fue en aumento. Las exposiciones retrospectivas y las que protagonizó en galerías privadas significaron un reencuentro de Nóvoa con el público gallego.