Julián Barrio dice que la Iglesia sufre por el robo del Códice Calixtino

nacho mirás SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

El arzobispo de Santiago añade que se han intentado tomar medidas contra los asaltos a iglesias rurales, aunque «no siempre con buenos resultados».

21 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ni rastro del Códice Calixtino. Lo dijo ayer el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, en el Fórum Europa. Tribuna Galicia, que se celebró en el Hostal de los Reyes Católicos de Santiago y al que acudieron un nutrido grupo de representantes de la sociedad gallega, encabezados por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. Barrio volvió a recordar que la policía está haciendo todo lo posible para recuperar el manuscrito del siglo XII y que, después de seis meses de su desaparición, todo parece indicar que se trata de un robo por encargo. A la pregunta de si la Iglesia había depurado alguna responsabilidad a raíz del robo, respondió: «Todos nosotros hemos asumido la responsabilidad de sentir el sufrimiento que este hecho ha supuesto para unas personas, para la Iglesia compostelana, para Galicia y me atrevo a decir que para Europa».

Sobre la ola de asaltos a iglesias rurales, Julián Barrio indicó que la Iglesia ha tomado medidas, pero no siempre con buenos resultados.

La crisis, como un parto

El arzobispo compostelano, que fue presentado por el alcalde de Compostela, Gerardo Conde Roa, pronunció una conferencia en la que defendió que el mensaje contemporáneo de la Iglesia «es un mensaje de modernidad humana». Rechazó que la sociedad «se reinvente en cada momento, echando por la borda el bagaje cultural y moral que le han legado las generaciones pretéritas, como si no hubiera nada en todo ello que mereciese ser conservado». El jefe de la Iglesia compostelana atribuyó el actual momento de crisis a raíces «culturales y antropológicas» y dijo que debe ser interpretada «como los dolores de un parto, como una transición dolorosa llamada a alumbrar una nueva forma de convivencia». En este sentido, dijo que el modelo de la Iglesia católica es el adecuado, por cuanto «velar por Dios es siempre velar por el hombre». Pidió cambios en la forma de vida y «paciencia» para que se realicen los propios deseos.