Fallece el músico Gustav Leonhardt

césar wonenburger

CULTURA

El aclamado clavecinista, musicólogo y director holandés murió en Amsterdam a la edad de 83 años

19 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Leonhardt, tan parecido físicamente al Peter Cushing que encarnó al profesor Van Helsing para la Hammer, solía permanecer abstraído al margen de los corrillos con su vaso de whisky en la mano, quizá concentrado en lo único que para él tenía auténtico valor más allá de cualquier pensamiento utilitario o frivolidad social, la música. Posiblemente repasaba en solitario el repertorio que al día siguiente debía ofrecer a esos mismos invitados, y a los alumnos de los cursos internacionales que se impartían por las mañanas en aquellos civilizados veranos de Mateus, en la propia capilla, Nossa Senhora dos Prazeres, contigua al magnífico edificio del arquitecto Nicolau Nassoni.

Nadie que hubiera podido vivir aquella experiencia olvidará jamás sus recitales en algunas de esas iglesias perdidas de Trás-os-montes -que Julio Llamazares evocó en uno de sus libros más interesantes-, donde el tiempo parece siempre suspendido; pero aún más cuando Leonhardt tocaba a Bach, ese mismo compositor al que él había dado vida en el cine, encarnándolo en aquella película de Straub.

En ningún otro lugar del mundo como en la patria de Miguel Torga podría reproducirse ese silencio respetuoso, reverencial, con el que los campesinos de la zona escuchaban los sonidos mágicos que aquel hombre enjuto y algo seco, pero elegante, podía extraer del clavicémbalo con una mezcla ideal de fantasía y rigor.

En sus manos, El arte de la fuga no tenía secretos, parecía como si él la hubiera concebido en ese mismo instante.

Impagables lecturas

Por suerte, ahora que ya nos ha dejado, nos quedará a algunos privilegiados el recuerdo de aquellas veladas en Vila Real; sus impagables lecturas de los genios barrocos; su imagen severa acentuada por la peluca en Crónicas de Ana Magdalena Bach y los numerosos registros que nos legó, como la primera y monumental grabación con instrumentos originales de las cantatas de su amado Johann Sebastian junto a su buen amigo Harnoncourt.

A finales de la década pasada el clavecinista holandés Gustav Leonhardt, que el pasado lunes falleció en Ámsterdam a los 83 años, todavía visitaba los encuentros musicales que la Fundación de la Casa de Mateus solía ofrecer durante los veranos en Portugal. Al concluir los conciertos, muchos de ellos celebrados en uno de los antiguos establos reconvertido en auditorio de la más importante joya del barroco portugués, el anfitrión y alma máter de todo aquello, Fernando Albuquerque, reunía a sus invitados en una de las estancias más confortables del palacio del siglo XVIII. Entre copas, buenos cigarros y algún dulce la conversación podía reunir a artistas como Alicia de Larrocha, Matthias Goerne, los hermanos Kuijken, Teresa Berganza, Peter Schreier, Andreas Haefliger, Anner Bylsma, Gerard Lesne o Katia Guerreiro.