El Obradoiro somete al Real Madrid y hace hervir la caldera de Sar

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa LA VOZ / SANTIAGO

ANDAR MIUDIÑO

El equipo de Moncho Fernández logra un triunfo vital por la permanencia

19 mar 2017 . Actualizado a las 09:53 h.

Ad astra per áspera. El Obradoiro volvió a hacer una de las suyas (90-83), siempre por el camino más difícil, ante el poderoso Real Madrid, con Su Alteza Real la afición empujando con una fe que ya se dejó sentir en el Miudiño. Volvió Maric y, a la par, el equipo encontró el equilibrio que tanto echaba en falta. También regresó Urtasun. Y no llegó a debutar Barlow. Pero de alguna manera fue la fiesta de los cocodrilos, porque al equipo parece haberle sentado como un guante el aire fresco llegado de Australia.

La primera parte fue de lo mejor que se ha visto esta temporada en Sar, con un cuarto para cada equipo. En el arranque, el joven talento Doncic gobernó la contienda, impuso un ritmo con el que no podía el Obradoiro. El colectivo de Moncho Fernández anotó  21 puntos en diez minutos, una buena marca. Hizo mucho daño con Pustovyi cerca del aro, firmó un  2/3 en triples que no se recordaba y nunca le perdió la cara al partido. Pero no consiguió frenar el caudal merengue. Más que el del equipo, el de su duó dinámico, el que forman Doncic y Llull. Entre los dos hicieron 19 puntos. Sus compañeros, nueve.

El segundo cuarto empezó con un tapón de Yusta sobre Carroll que un muy activo Aliaga convirtió en personal. Ni siquiera la había protestado el americano de Azerbaiyán. Pero el Real Madrid acusó el descanso de su pareja más letal. Se atascó, dejó de procudir con la fluidez, la facilidad y la sencillez del primer acto. Y el Obradoiro, como tantas veces, desde la defensa, empezó a crecer hasta llegar al descanso solo uno abajo, 37-38, con una canasta fabricada por McConnell y remachada por Pustovyi, entre el júbilo de Sar. Laso acabó volviendo al cinco titular, salvo Hunter por Ayón. Pero quizás le faltó tiempo para cambiar la dinámica. O quizás le dejó demasiado tiempo al Obradoiro para coger el golpe de pedal.

XOAN A. SOLER

La segunda mitad fue otra historia, la que escribieron de la mano, una vez más, el equipo y la grada. Empezando por un tercer cuarto extraordinario, con siete triples sin fallo del tirón que abrieron una pequeña escapada, porque el Real Madrid también percutía. Pero menos. Siete triples en seis minutos, en la temporada en la que no entraban. Dos de Dulkys, Bendzius, McConnell, otra vez Dulkys, Whittington y Bendzius. En medio, solo una canasta doble, de McConnell, que hasta sonó rara entre tanta euforia. El tercer acto acabó con un 68-62 y todo por resolver.

Moncho Fernández dio descanso en el último acto a los protagonistas del épico tercer acto. Se habían vaciado y necesitaban un breve paso por boxes, para recargar aliento. Volvieron. Y el partido entró en un final vibrante, en un toma y daca que se resolvió en los tiros libres.

Llull adelantó al Real Madrid con un triple, a falta de dos minutos, 79-80. Pero el Obradoiro ni desfalleció ni se descompuso. Apretó los dientes como nunca, o como tantas veces. Defendió con el alma. Cerró el rebote, clave, porque al Madrid, que buscó recortar de tres en tres, le falló el tino al final. Y la victoria se quedó en Sar. Porque Su Alteza Real la Afición se la merecía. Y el equipo, también.

 Ficha técnica 

Obradoiro 90: McConnell (17), Dulkys (9), Bendzius (21), Whittington (12) y Pustovyi (14) -cinco inicial-. Llovet (8), Urtasun (2), Maric, Yusta (2) y Pozas (5).

Real Madrid: Llull (17), Doncic (17), Taylor (5), Randolph (9) y Ayón (10) -cinco inicial-. Draper (2), Rudy Fernández (8), Reyes, Carroll (10) y Hunter (5).

Marcador tras cada cinco minutos: 11-13, 21-28, 26-36, 37-38, 55-50, 68-62, 73-71 y 90-83.

Árbitros: Pérez, Pergua y Aliaga.

Incidencias.Multiusos de Sar. La mejor entrada de la temporada, rozando el lleno.