Moncho Fernández: «Laiarnos no nos lleva a ningún lado»

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El entrenador del Obradoiro apuesta por concentrar toda la atención en los medios disponibles

23 feb 2017 . Actualizado a las 14:03 h.

Moncho Fernández vive la temporada más complicada desde que se hiciese cargo del Obradoiro, porque las lesiones no dan tregua. Corbacho se rompió el tendón rotuliano en la primera jornada y sigue de baja. Urtasun no pudo empezar el curso por una lesión crónica de rodilla y, cuando empezaba a coger vuelo, se fracturó un dedo de una mano. Su sustituto temporal, Matulionis, estuvo dos meses de baja por una fisura en el segundo metartasiano del pie derecho. Y Llovet se perdió la mitad de pretemporada y las primeras cinco jornadas por una rotura fibrilar ocasionada por una fuerte contusión. Son todos percances que se salen de lo común y que, excepcionalmente, han coincidido en la misma campaña. Y el jueves se sumó a la lista Rosco Allen con una fractura de tibia que le obliga a decir adiós a lo que queda de Liga. La única lesión de las que se puede decir que entran en el guión de lo que cabe esperar cada curso es la que apartó de las canchas durante un mes a McConnell, por una pequeña rotura muscular. Ante este panorama, Moncho Fernández es partidario de aparcar las lamentaciones: «Laiarnos no nos lleva a ningún lado».

El Alquimista de Pontepedriña, como tantas veces, comentó aquello de «pensar solo en las cosas que dependen de uno mismo». Y, en ese contexto, esas cosas pasan por «dar un paso al frente. No es solo perder al máximo anotador. Cuando una pieza se mueve, no es solo eso. Otros jugadores cogerán otro rol. Es el momento de que otros se reivindiquen».

Así espera el Obradoiro la visita del Andorra, que llega subido a la ola de su gran actuación en la Copa del Rey, en la que estuvo a punto de dejar en la cuneta al Real Madrid. El técnico santiagués advierte de que es un gran equipo, que maneja varios registros y que, además, está «con una gran confianza».

Entre tanto, la directiva redobla esfuerzos en busca de un fichaje, pero las limitaciones presupuestarias y el hecho de no poder acudir al mercado extracomunitario estrechan notablemente el margen de maniobra.