Duelo entre técnicos siempre dispuestos a aprender, aprender y aprender

Moncho López LA ATALAYA

SANTIAGO

22 nov 2015 . Actualizado a las 14:25 h.

Son muchos los alicientes que ofrece el encuentro de hoy en Fontes do Sar para todo buen aficionado. Decir en este momento que Estudiantes, con toda su solera y tradición, y Obradoiro, un equipo «reciente» en la competición, que no en historia, compiten por objetivos semejantes no es un disparate. Hay muchas similitudes entre los dos conjuntos, dos de los presupuestos más bajos de la competición, con plantillas construidas a base de mucho análisis, observación de jugadores y apuestas de «riesgo».

En el caso del Obra, a la habitual presencia de jugadores extranjeros con gran potencial por desarrollar, se une desde la temporada pasada la apuesta en talento nacional con importante peso específico. Pozas en el puesto de base, y este año Santi Yusta como alero, en las manos de un entrenador que concede espacio y responsabilidad? y exigencia a los cuatro aleros que habitualmente configuran su plantilla. En el Estudiantes, la consistencia se ha buscado en nacionales con experiencia en la alta competición (Salgado, Martín y, recientemente, Xavi Rey), «reforzando» el conjunto con mucho, muchísimo, talento de su inagotable cantera.

Estoy seguro de que para la dirección técnica de ambos clubes sería más fácil proponer jugadores cuando no se tienen tantas limitaciones económicas, pero los máximos responsables de esta parcela, José Luis Mateo en Santiago y Eduardo Pascual en el conjunto de Madrid, han demostrado sobradamente su capacidad para creer que una vez más Obra y Estu serán dos equipos que mantendrán la categoría, principal objetivo, sin dejar de incomodar a todo colectivo noble que por potencial económico y deportivo debe clasificarse entre los ocho primeros. La condición de matagigantes la han ostentado a partes iguales en los últimos años las dos escuadras que hoy se enfrentan.

No sería posible alcanzar el éxito sin un ingrediente fundamental en la fórmula, el entrenador. Un presupuesto limitado, bien gestionado desde la dirección técnica, necesita de un trabajo de campo competente y riguroso, y, en ambos casos, Obradoiro y Estudiantes, esta máxima se cumple. Moncho Fernández y Diego Ocampo, dos entrenadores gallegos, son claros ejemplos de técnicos que unen a un gran conocimiento del juego todas las valencias necesarias que el puesto de entrenador requiere en el alto rendimiento: liderazgo, gestión de equipo técnico, capacidad de comunicación, conocimiento pedagógico y, muy importante, capacidad de aprender, y aprender y aprender? Porque este último aspecto define perfectamente la personalidad de dos de los mejores entrenadores españoles de la actualidad.

Ambos proponen en su estilo de juego, cada uno con sus características, un baloncesto moderno y atractivo, que permite a sus equipos crecer durante la temporada de manera ilimitada, ampliando su bagaje táctico colectivo, y también mejorando a sus jugadores, con más recursos individuales. Esto solo se puede hacer con la humildad de quien se analiza, se exige, corrige y rectifica, y, sobre todo, mantiene la ambición y compromiso con el trabajo para superar todas las circunstancias que durante una temporada amenazan el equilibrio de un equipo deportivo: lesiones, resultados negativos, presión mediática, etcétera.

Creo que todos los gallegos debemos estar orgullosos de Moncho y Diego, como creo que ambos se enorgullecen de su origen y de su gente, y tienen siempre presente que en Galicia hay otros que, como ellos hicieron en su momento, trabajan en clubes modestos, con pocos recursos pero con mucha motivación y una profesionalidad sólida, basada en la actitud, que no en el sueldo, y quizá algún día alcancen también lo que Moncho y Diego: hacer del baloncesto su profesión.