Derrota y gloria para el Obradoiro

M.G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

Lavandeira jr | Efe

Sar despidió con honores al equipo pese a caer ante el Baskonia

24 may 2015 . Actualizado a las 20:27 h.

Sar tenía ambiente de fiesta, de homenaje como los que se tributan a quienes ponen punto y final a una etapa. Es lo que tocaba en el último partido de Liga con un equipo joven, que empezó el curso con nueve jugadores nuevos y lo acabó firmando el mejor registro del Obradoiro como local en su historia en la ACB. Y eso a pesar de caer ante un Baskonia con rango de Euroliga (74-81), que no pudo cantar victoria hasta el último minuto de partido. Fueron doce triunfos en Sar para un presupuesto de poco más de dos millones de euros. Una barbaridad.

El único que no tenía pase de invitado a la ceremonia era el Baskonia, dispuesto a apurar sus opciones de evitar el octavo puesto, e incluso el séptimo, en busca de un cruce más propicio en la eliminatoria de cuartos de final. Bastaba ver a su entrenador Ibon Navarro, desgañitándose mediado el primer cuarto, al ver un movimiento de libro en el que Corbacho quedaba liberado y que sus jugadores no adivinaron. El balear no perdonó.

En ese primer cuarto el colectivo local pagó un peaje sobre el que había advertido Moncho Fernández: el de las pérdidas de balón. Concedió seis, demasiadas. Y eso ante un rival con la velocidad de los vitorianos es un lastre peligroso.

El Alquimista de Pontepedriña no tardó en cambiar las alas para intentar planear mejor. Se fue un desacertado Waczynski y entró un Corbacho que clavó tres triples. Un acelerado Pavel Pumprla dejó su sitio a Giannopoulos, más centrado. Y poco después también hubo relevo en el timón, Pepe Pozas por Rafa Luz. Pero, salvo por la inspiración inicial de Corbacho, la decoración no cambió en exceso.

El segundo cuarto fue el del equilibrio, con el Baskonia más aplomado en ataque, seleccionando bien sus tiros, y un Obradoiro que jugó más a tirones pero que consiguió llegar al descanso relativamente cerca en el marcador, a ocho puntos: 34-42. Y con la esperanza de la recuperación de Waczynski, que pasó de fallarlo todo, incluso dos tiros libres y un triple que no tocó aro, a firmar siete puntos en menos de dos minutos.

Tras el paso por los vestuarios el partido siguió con las mismas constantes, hasta que Corbacho cogió una de sus rachas y con tres triples casi del tirón puso por delante al Obra, 54-53. Compensó la  producción de un Tillie casi infalible, que dispuso de tiros demasiado cómodos.

La remontada coincidió también con la entrada en cancha del pequeño Fran Cárdenas, a quien no le pesó el desafío de coger el volante cuando más curvas tenía el partido. Suyo fue el primer triple del último cuarto, que ponía el 57-58 y dio paso a un toma y daca que rompió la muñeca de San Emeterio desde la larga distancia. Clavó tres triples de los que valen cuádruple, todos en momentos delicados. Cuando más apretaba el zapato, el internacional del Baskonia hizo valer su jerarquía y decantó un partido que estaba para cualquier lado.

Faltó la guinda, pero Sar, una vez más, y las que van son incontables, sacó ese perfil que lo convierte en un modelo inigualable. Despidió con aplausos a los dos equipos y se quedó a la ceremonia de despedida para agradecer a los protagonistas, uno por uno, una dulce temporada.