Moncho Fernández: «Lo que espero el domingo es el ¡Todos xuntos, Obrá!»

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA LA VOZ / SANTIAGO

SANTIAGO

Álvaro Ballesteros

El técnico recuerda que «este equipo logró números en casa difíciles de repetir»

20 may 2015 . Actualizado a las 10:37 h.

Moncho Fernández cumple un lustro en el Obradoiro, con un ascenso y cuatro permanencias que son como cinco títulos para uno de los clubes más modestos de la Liga Endesa. El domingo, ante el Baskonia, el equipo pondrá el candado a su mejor temporada como local.

-Recuerdo un titular de hace tiempo, en el que decía que le encantaría ser el Ponsarnau del Obradoiro.

-Yo también. Llevo cinco, me faltarían dos.

-Decía Oriol que ahora grita menos que en la LEB. ¿En que más ha cambiado?

-Cambian cosas en cinco años. La gente está cansada de escucharme eso de que, si no mejoras, empeoras. Y creo que mi cuerpo técnico y yo hemos conseguido mejorar y pulir el programa cada año desde el punto de vista organizativo, de la evolución táctica y técnica, de la coordinación entre los estamentos... Y, cuando cambia la vida de uno, también cambia la persona. Cuando empecé en el Obradoiro era padre de un niño de tres años y una niña de uno. Ahora soy el padre de un niño de nueve años, que empezó a jugar al baloncesto, y una niña que lleva varios años yendo al cole. Y espero gritar menos dentro de cinco años.

-Cada año le toca reinventar el equipo. ¿Es mucho desgaste?

-Es desgaste si no eres consciente de la realidad que te toca. Es como el percebeiro que baja al mar y espera no encontrar olas. Pues no seas percebeiro.

-Aun así... un equipo como el de este curso, con continuidad, tendría proyección de Copa y play off. Al menos, de estar en esa pomada.

-Es posible, nunca se sabe. Pero, a lo mejor, no tendrías acceso a determinados jugadores si saben que van a estar aquí cuatro años. En cambio, si ven el Obradoiro como una oportunidad para catapultarse, si piensan venir como parte del proceso de su formación. Tratamos de poner en valor aquellas cosas que nos hacen especiales, como ser un club que cumple con sus compromisos, que tiene una afición espectacular en una ciudad espectacular y hace la vida más fácil a los jugadores en todos los aspectos. Y, con el paso de los años, lo que empieza a ser un poquito parte de nuestra forma de ser es que el Obradoiro es un buen sitio para crecer deportivamente.

-Tomás de Dios comentaba que hay un día en que el entrenador empieza a ver que las piezas encajan. ¿Cuándo percibió ese momento esta temporada?

-Ahí están las hemerotecas, pero a las pocas semanas de pretemporada ya vimos que habíamos acertado en algo que para nosotros es fundamental: los aspectos humano y profesional. Enseguida vimos que este grupo es fantástico. Intentamos hacerles ver que el Obra es algo especial, algo más que meter una pelota de cuero por un aro de hierro, y lo han entendido enormemente.

-Es la temporada más lineal y más tranquila.

-Sí. Todos nos acordamos de la competitividad fuera de casa, pero lo compensamos en Sar. Quizás hubo un punto de inflexión con la derrota en Tenerife, justo antes del parón de la Copa.

-Acaba un curso, pero ya asoma el de la Copa. ¿Cómo está el nuevo proyecto?

-El futuro está ahí, con la Copa. Lo bueno del proyecto es que tiene una base sólida en lo filosófico y lo económico. Buscaremos de nuevo jugadores que entiendan que el Obradoiro es un buen sitio para ellos, que tengan unas características humanas. Es una filosofía que marcó Chete el año de la LEB, que todos compartíamos, y que José Luis Mateo hizo suya. Nuestra dirección deportiva trabaja mucho durante el año en un montón de perfiles. Luego, de esos 40, 50 o 60, a lo mejor dos acaban en el equipo.

-Pero el público cuando va al teatro se fija en la obra y en el reparto. De los doce, cuatro tienen contrato. ¿Espera que sigan los cuatro? ¿Le gustaría que hubiese muchas renovaciones?

-Cuento con los cuatro, y muchos de los que acaban me gustaría que siguiesen. Primero tiene que acabar esta campaña. Luego, entran en escena unos tiempos en los que habrá que ver si nuestras expectativas y las de los jugadores coinciden. Es pronto.

-Su discurso no es habitual en el gremio. Muchos colegas estarían lamentando tanta incertidumbre.

-Cuando renuevo, en febrero, sé a qué club entreno y lo que me puede dar. No sería coherente contar otra historia. Sé cuál es la realidad del Obradoiro, cuáles sus objetivos y lo que nos toca.

-¿La Copa va a alterar la planificación?

-Algo sí. Jugar la Copa no implica tener cinco millones más de presupuesto. Pero puede ayudar, porque es un aliciente para los jugadores. No vamos a tener el parón. Y la vamos a jugar en casa. Será especial para la gente y para nosotros. Se dice que es el torneo copero más importante del mundo.

-¿Qué le pediría a la gente para el partido del domingo?

-No tengo nada que pedirle. Sar nunca falla. Estos jugadores son parte de la historia del Obradoiro. Han conseguido números en casa difíciles de repetir. Sabemos que estas familias que se inician en agosto difícilmente se repiten. Se acaba la campaña 14/15, habrá despedidas hasta siempre, hasta luego... Y ya me estoy emocionando. Es que nuestro club tiene nombres muy chulos: Obradoiro, lugar donde se trabaja; CAB, club amigos baloncesto, que implica amor por el juego, por el deporte; y el ¡Todos xuntos, Obrá!, que es nuestro grito de guerra. Eso espero.