La céntrica plaza santiaguesa se quedó pequeña para acoger la actuación de la bajista estadounidense Nik West y Mambo Jambo
30 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Ya era viernes y se notaba en A Quintana. La gente tenía ganas de liberar las tensiones propias de la semana y en la ciudad no había mejor plan que someterse al funk que ofreció la estadounidense Nik West, que escogió Santiago para hacer una parada en su gira mundial. Junto a su bajo, hipnotizó a varios miles de asistentes, que se vieron obligados a bailar al ritmo de la música.
Los Mambo Jambo no se quedaron atrás. El grupo barcelonés fue el encargado de inaugurar el escenario de A Quintana con un rock and roll salvaje, con tintes de swing y música surf. Todavía con poco público en la plaza, pasados cinco minutos de las diez de la noche salieron al escenario los cuatro integrantes de la banda, caracterizados con tupés y trajes con cuello abierto. Cuando solo llevaban un par de temas, ya se había llenado el lugar de gente bailando y disfrutando de su actuación. Saxofón, contrabajo y guitarra no dejaron de rotarse por el escenario. Entre el público hay que destacar que había un nutrido grupo de rockabillys que acudieron exclusivamente a verles a ellos. Para cuando estaban terminando su concierto, el aspecto de A Quintana ya era el de las grandes ocasiones.
Llegó el gran momento de la noche. Saltaron al escenario los componentes de la banda. Pero faltaba alguien. Faltaba Nik West. Como las grandes estrellas, dejó que sus compañeros calentasen el ambiente para hacer su espectacular entrada. Su puesta en escena dejó boquiabiertos a los presentes, gracias a su estilo rompedor, con un peinado inconfundible y una extravagante vestimenta. Como no, en sus manos sostenía su Fender de cuatro cuerdas, que no dejaría de golpear durante todo el concierto. La artista de Phoenix derrochó energía sobre el escenario, sin dejar de bailar en ningún momento e, incluso, llevó a cabo trabajadas coreografías. A Quintana se sometió al mejor funk.