[Atlantic Fest] El «indie» pasa de ser juvenil a familiar

FUGAS

MARY WILSON

El Festival do Norte ya es historia. De sus cenizas nace el Atlantic Fest con una intención: adaptar la misma pasión por la música a un formato más amplio. Este año debutan con Nacho Vegas, Tindersticks y otros artistas aún por confirmar

03 jun 2016 . Actualizado a las 16:17 h.

La generación que vivió el bum de los festivales de los noventa ya tiene cuarenta y tantos. Pero muchos de sus integrantes quieren seguir yendo a festivales. Forma parte de su cultura particular. Y, en muchos casos, la quieren transmitir a sus hijos. Para ellos nace el Atlantic Fest. Allí se podrá escuchar música de día, los niños de hasta 12 años entrarán gratis y se vivirá un clima muy particular.

«Tú vas a Glastonbury y puede ver hasta tres generaciones diferentes disfrutando de la música», argumenta Toño Caneda, su director. «Aquí se puede hacer lo mismo. Un festival ya por la mañana, no que empiece a las diez de la noche y termine a las siete de la mañana», añade. En el Atlantic Fest los conciertos arrancarán a las doce y terminarán a las dos el día grande, el sábado 2 de julio. El viernes y el domingo serán diurnos.

Al cierre de este suplemento estaban confirmados Tindersticks, Xoel López, Nacho Vegas, Be Forest, Niño de Elche y Alex Cooper. Quedaba pendiente la difusión de una nueva tanda de nombres. De no haberse hecho ya, estará al caer. «Las negociaciones con los grupos extranjeros son lentas y complicadas, pero tenemos varios nombres importantes en cartera», adelanta Toño Caneda.

Además de la música habrá actividades náuticas y una degustación de mejillón.

Alex Cooper: «He pretendido hacer la versión más fiel de mi grupo favorito, Los Flechazos»

Este año Alejandro Díez cumple 30 años en la música. Y lo ha celebrado de un modo bastante especial. Primero editando Popcorner. 30 años viviendo en la era pop, un disco en el que recopila las canciones más significativas de su carrera. Segundo, sacando del recuerdo el repertorio de su exbanda Los Flechazos, algo por lo que suspiraban sus fans. El estreno de la gira en la sala Riviera de Madrid resultó triunfal. Ahora se le podrá ver en Galicia.

-¿Cómo ve al jovenzuelo de «El bidón de gasolina» de Los Flechazos que decía «viejo vuelve a casa, estamos en una fiesta»?

-Es difícil identificarse. Reconozco los rasgos y el tono, pero a mí ahora me toca ser otro personaje de la historia. Ahora soy el padre que va a la fiesta a protestar porque no le dejan descansar [risas]. Veo a aquel Alex parecido en su idealismo y en su manera de afrontar cada una de las aventuras que quiere llevar adelante. Me está divirtiendo mucho aunque es un esfuerzo enorme.

-¿Cuesta adaptarse a la velocidad de entonces?

-Claro. Javi, el batería, está con la lengua fuera todo el concierto. Hay que meter mucha caña porque hay que empalmar un tema con otro. Me parece que es el respeto que se merece ese repertorio. Hay que tocarlo y ejecutarlo como surgió en su momento.

-Cuando pasa tanto tiempo cambian muchas cosas.

-El concierto de La Riviera sirvió para explicar por qué no se habían reunido Los Flechazos. Me parece que hubiera sido muy difícil conseguir esa fidelidad con cualquiera de las formaciones que tuvo el grupo. He vivido muchas reuniones y sé lo que eché en falta. También he tenido la oportunidad de participar en muchos discos de homenaje a grupos. Yo no soy de reinterpretar las canciones. Odio eso de «llevarla a tu terreno». Cuando haces una versión de un grupo que admiras, lo homenajeas de manera modesta, intentando capturar la magia de lo que tanto te maravilla. A mí me pasa eso con mi grupo favorito, que son Los Flechazos. He pretendido hacer la versión más fiel posible de lo que yo veo en esas canciones, con la ventaja de que yo estaba dentro cuando se hicieron.

-¿Cree que el jovenzuelo de «El bidón de gasolina» aprobaría al Alex actual?

-Estoy seguro de que sí. Creo que estaría tan orgulloso como yo lo estoy del joven Alex. Creo que el nexo de unión ha cristalizado en Popcorner. Hubo un tiempo en que no sabíamos bien si Cooper estaba a la altura de la herencia que habían dejado Los Flechazos y si tenía que ver o no. Yo creo que la gente lo ha entendido. Ha costado quince años en algunos casos, pero tengo la impresión de que el entorno de los seguidores de Cooper y Los Flechazos entiende que todo forma parte de un todo y que ese todo tiene un nexo de unión. Por eso se ha llamado «30 años viviendo en la era pop», porque el pop tiene una cualidad brillante que está más allá de los ejercicios de estilo. Y tanto cuando yo era más sixtie como cuando era más indie o soy más yo ahora mismo, hay un elemento que se repite en todo ese camino y hace un nexo.